Llamamiento a la conciencia del mundo por la Red en Defensa de la Humanidad
Appeal to the world’s conscience by the Network in Defense of Humanity
Appello alla coscienza del mondo da parte della Rete in Difesa dell’Umanità
Обращение к совести мира от Сети в защиту человечества
Cuando muchos pensaron que las lecciones tan amargas de la pandemia llevarían a los líderes políticos a tratar de construir un mundo más solidario, más inclusivo y generoso, ha ocurrido exactamente lo contrario. Quizás sea cierto el rumor de que esa actitud obedece a su pretensión de reducir en un 25 % la población mundial.
Estalló una guerra de consecuencias imprevisibles, en medio de la avalancha de mentiras difundida a través de los medios y las redes sociales, y de presiones de fuerzas poderosas que se oponen a cualquier tentativa por lograr la paz. Voces sensatas advierten sobre el peligro de un conflicto nuclear y son desoídas, mientras crecen la industria armamentista, los discursos belicosos y la estimulación del fascismo y la xenofobia.
Otras voces, igualmente desoídas, hablan de hambruna y de una inminente catástrofe humanitaria por el alza incontrolada de los precios de los alimentos, del petróleo, del gas, de las operaciones de exportación e importación y de muchos servicios vitales. Las principales víctimas serán los cientos de millones de pobres que sobreviven en condiciones infrahumanas.
Se agudiza simultáneamente, de modo alarmante, la crisis medioambiental, y los acuerdos y negociaciones para frenar el colapso del planeta no sólo están lejos de acercarse a las medidas que habría que adoptar con urgencia, sino que el tema está cada vez más ausente del discurso político y de los consorcios mediáticos.
Al propio tiempo, se alienta una reinterpretación del fascismo como tabla de salvación frente a los cada vez más radicales reclamos de los sectores excluidos por el capital; lo que se hace más visible en los Estados Unidos, en Europa y en diversos países latinoamericanos; tal como pudo verse los días 18 y 19 de noviembre, en un evento de la ultraderecha internacional en México, convocado por la Conferencia Política de Acción Conservadora, con la participación virtual o presencial de figuras extremistas del nuevo fascismo. Esta reinterpretación es presentada, además, como una urgente necesidad para poner punto final a las supuestas amenazas desintegradoras de un “comunismo” presentado como caricaturesco, inmoral, destructor de la familia y de los valores cristianos.
Hoy las redes sociales desempeñan un papel decisivo en la manipulación de las emociones y de la percepción de la realidad de millones de seres humanos. Proliferan en ellas los grupos de odio, racistas, misóginos, homófobos, antiinmigrantes, ultranacionalistas, que se presentan ante los jóvenes como portadores de mensajes “nuevos”, “modernos”, “viriles”, propios de los “vencedores”.
Se suman con gran eficacia en este papel de limitar el ejercicio del pensamiento crítico y distorsionar el sentido mismo del concepto de democracia, los grandes medios coreporativos, la publicidad comercial y la industria hegemónica del entretenimiento.
Nunca había avanzado tanto el empeño por borrar o distorsionar la memoria histórica. Nunca habíamos sufrido una crisis cultural y ética tan devastadora, que ha mezclado aquello que vale la pena, aquello que deberíamos preservar, querer y recordar, con un diluvio de mensajes frívolos, irrelevantes, “divertidos”. Nunca la cultura había sido tan degradada a mera mercancía, a mero pasatiempo vacío. Nunca ha sido tan abrumadora la presencia colonial en nuestras vidas y en nuestra subjetividad. Nunca había llegado tan lejos la hegemonía cultural de un pequeño grupo de corporaciones que obtiene ganancias multimillonarias mientras defiende los intereses del sistema.
La Red en defensa de la Humanidad convoca a todas las personas amantes de la paz y de la vida a unir sus voces para detener la barbarie. Nunca se cierran todas las puertas. Nunca el poder, por absoluto que sea, ha logrado silenciar el grito de los oprimidos y, por el contrario, siempre han sido los pueblos los que sobreviven a los imperios. La historia muestra que mientras mayor es la radicalidad de estos, más cercano está su final. Hoy, un mundo multipolar se está abriendo paso y lo prueba el desespero de Estados Unidos y sus aliados europeos ante lo que este mundo significa para el mantenimiento de su hegemonía.
Sumemos nuestros esfuerzos para que nunca más haya un hegemón en el mundo. Validemos y defendamos nuestra diversidad cultural frente a la pretensión de subsumirnos en la monotomía consumista. La humanidad somos todos los pueblos.
Por eso digamos como reclamó el gran trovador Alí Primera, en su canción “El despertar de la Historia”:
Ayúdenla, ayúdenla
Que sea humana la humanidad…