miércoles, octubre 16, 2024
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Por qué nuestro clima no brinca de alegría después de la COP26. Por Vijay Prashad y Zoe Alexandra

Solo unas calles más allá de la Cumbre oficial, tuvo lugar la Cumbre de los Pueblos. Su mensaje fue sencillo: las corporaciones y sus Gobiernos complacientes no harán el trabajo, así que la gente debe establecer la agenda “del cambio de sistema”.

En la 26ª Conferencia de las Partes (COP), que concluyó el 13 de noviembre en Glasgow, Escocia, se obtuvieron dos grandes avances: el primero, que se celebrará otra COP durante el 2022, en Egipto, y el segundo, que los líderes del mundo expresaron su aspiración de mantener la temperatura global por debajo de los 1,5 grados centígrados. Sin embargo, para el final de la COP26, estos fueron los únicos avances con respecto a cómo abordar el apremiante tema del cambio climático. 
 
 
Después de más de dos semanas de intensos debates – y muchas noches de cócteles financiados por grandes empresas – los países más poderosos del mundo abandonaron el centro de la convención complacidos por no haber alterado el status quo. 
 
 
Durante el evento, el eje de las discusiones y negociaciones entre los líderes del mundo parece haber girado en torno al cambio de una palabra en el Pacto Climático de Glasgow, el documento final que será adoptado por casi 200 naciones. Inicialmente, los países habían empezado a acordar la “eliminación gradual” del carbono; sin embargo, la versión final del documento se limitaba a decir que se “reduciría gradualmente”. Durante las últimas horas de la COP26, Simonetta Sommaruga, ministra suiza de Medio Ambiente, tomó el micrófono y expresó su “profunda decepción” con el cambio. “El lenguaje que habíamos acordado sobre el carbono y las subvenciones a los combustibles fósiles se ha diluído – aún más – como resultado de un proceso poco transparente”, dijo. 
 
 
Sommaruga tiene razón. El proceso ha sido “poco transparente”. Solo un puñado de líderes mundiales – de los países más poderosos – tuvo la oportunidad de poner su pluma sobre el papel del pacto. La mayor parte de los líderes solo vieron un borrador del documento, y luego se les entregó el texto final del Pacto Climático de Glasgow. A las agrupaciones de la sociedad civil apenas se les permitió entrar en la sala y, menos aún, tener la oportunidad de sentarse con el pacto y dar su opinión al respecto. Sin ningún rodeo, la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, dijo “nunca antes tanta responsabilidad estuvo en manos de tan pocos”. Sin embargo, la razón por la que esta “responsabilidad” se ha dejado “en manos de tan pocos” no se menciona en su discurso. 
 
 
Palabras y significados 
 
 
Durante la COP26, miles de documentos aparecieron en el sitio web de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC), entre los que se incluían informes, comunicados y propuestas relacionadas con la Conferencia. Se necesitaría un ejército de abogados para revisar los textos de estos documentos y darles sentido. La mayoría son presentaciones hechas por Gobiernos, corporaciones y plataformas financiadas por empresas, así como por organizaciones de la sociedad civil. 
 
 
Desde el primer día de la COP26 estuvo claro que el objetivo de conseguir emisiones “cero neto” para el 2050 sería sobre el carbono y no en todos los combustibles fósiles. A lo largo de las negociaciones con los países occidentales (este fue el punto de falla), se puso énfasis en el carbono, que se utiliza principalmente en el Sur Global, con India y China a la cabeza (y no en los países occidentales, que no dependen en gran medida del carbono). El hecho de que la COP26 se centrara en esto permitió que el uso de los combustibles fósiles en general (incluyendo el petróleo y el gas natural) recibiera un respiro. Mientras aumentaba la presión para recortar los subsidios a combustibles fósiles, el Norte Global logró consensuar que se recortarían solamente los subsidios “ineficientes”, sin que se estableciera un calendario para estos recortes. Sommaruga, quién tan enérgicamente se pronunció contra la frase “reducción progresiva” cuando se refería al carbono, no dijo nada con respecto a los subsidios “eficientes” para respaldar el uso de combustibles fósiles. Es mucho más fácil culpar a India y China por su dependencia del carbono que acordar la reducción progresiva de todos los combustibles fósiles. 
 
  
Finanzas climáticas 
 
  
El 15 de noviembre, el vocero del Ministerio de Relaciones Exteriores de China, Zhao Lijian dijo que China “concede gran importancia a la transición energética”. Pero especificó que hay algunas cuestiones que deben ser examinadas antes. En primer lugar, la transición energética no puede tener lugar sin ser conscientes de que “no todo el mundo tiene acceso a la electricidad y el suministro de energía no es adecuado”. Eliminar el carbono mañana condenaría a miles de millones de personas a vivir sin electricidad (cerca de mil millones de personas viven sin acceso a la electricidad y la mayor parte de estos, habitan en el Sur Global). En segundo lugar, dijo Zhao, “animamos a los países desarrollados a tomar la iniciativa de detener el uso del carbono, al mismo tiempo que proporcionan un amplio financiamiento y apoyo con tecnologías e infraestructura para la transición energética de los países en desarrollo”. Los países desarrollados habían acordado financiar el Fondo Verde para el Clima con 100.000 millones de dólares por año hasta el 2020, pero las cantidades reales desembolsadas fueron muy inferiores. En la COP26 no se llegó a ningún acuerdo financiero. “Necesitamos acciones concretas”, dijo Zhao, “más que slogans”. 
 
  
La COP26 de Glasgow estuvo llena de empresarios. Pulularon por hoteles y restaurantes, tuvieron reuniones privadas con líderes gubernamentales y con el Príncipe Carlos. La Cámara de Comercio Internacional le dijo a los Gobiernos que “despierten”, mientras que la Mesa Redonda Internacional de Comercio declaró que “el sector privado no puede asumir la carga solo”. Lo que se podría deducir de todo esto es que las empresas están en el lado correcto de la discusión climática, mientras que los Gobiernos se muestran indecisos. Que esa “deducción” sea posible, es parte del trabajo de los asesores mediáticos. La gran mayoría de las empresas que se han comprometido con el “cero neto” lo han hecho de forma no vinculante y sin una calendarización del objetivo. Al concluir la conferencia, parecía que ni los Gobiernos poderosos ni sus corporaciones estaban dispuestos a quedar amarrados a un acuerdo real para mitigar la crisis climática. 
 
  
La Cumbre de los Pueblos 

 
  
Solo unas calles más allá de los grandes salones de la Cumbre oficial, movimientos sociales, organizaciones indígenas, de jóvenes, de migrantes, de ecologistas, sindicatos, y mucho más, se reunieron en el marco de La Cumbre de los Pueblos por la Justicia Climática, entre el 7 y el 10 de noviembre. Su mensaje era sencillo: las corporaciones y sus Gobiernos complacientes no van a hacer el trabajo, así que la gente necesita encontrar una forma para establecer la agenda “del cambio de sistema”. Los más de 200 eventos organizados por la Cumbre de los Pueblos abordaron un amplio espectro de temas, desde el rol del militarismo en las emisiones, hasta la construcción de un nuevo Acuerdo Ecológico Global, e incluso la construcción de un Tribunal Popular para enjuiciar a la ineficiente CMNUCC. 
 
  
Las emociones en la Cumbre de los Pueblos oscilaron entre la emoción de estar juntos en las calles después de casi dos años de confinamiento por el COVID-19, y el temor ante la inminente desaparición de los Estados insulares bajos. Los participantes de Tuvalu y Barbados hablaron sobre el impacto de la inacción del Norte Global mientras ven cómo sus islas desaparecen, sus casas se inundan y su presente se desvanece. “¿Por qué nos piden que comprometamos nuestras vidas?” preguntó Mitzi Jonelle Tan, activista climática de Filipinas y vocera de Fridays for Future. 
 
  
El Tribunal de los Pueblos pidió la disolución de la CMNUCC y su refundación desde cero, como un Foro del Clima que no permita que los contaminadores tomen las decisiones. Este Foro, recién constituido, exigiría un financiamiento significativo para una transición verde, así como el fin del saqueo de los recursos naturales y de las guerras. 
 
  
Asad Rehman de War on Want se dirigió a la presidencia de la COP26 con palabras que resonaron lejos de Glasgow: “Los ricos se han negado a hacer la parte que les corresponde, más palabras vacías sobre finanzas climáticas. Han dado la espalda a los más pobres, quienes se enfrentan a una crisis de COVID, apartheid económico y climático por culpa de las acciones de los más ricos. Es inmoral que los ricos hablen del futuro de sus hijos y nietos cuando los niños del Sur Global están muriendo ahora”. 
 
  
Este artículo fue producido para Globetrotter.https://www.alainet.org/es/articulo/214449

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