Manuel Piar, el infortunio de un prócer. Por Fidel Antillano

El fusilamiento del prócer venezolano Manuel Carlos Piar, Libertador de Guayana, fue un acto controversial y polémico, el cual ha generado no pocas opiniones encontradas respecto a este hecho hasta el sol de hoy.

¿Se justificaba su fusilamiento? ¿Por qué se tardó tanto en incorporarlo al Panteón?

El destino de sus restos, así como la certeza de quiénes fueron sus progenitores, es algo que ha generado múltiples versiones y controversias.
Para dilucidar estas interrogantes nos trasladamos a la sede de la Sociedad Bolivariana de Venezuela en Caracas, donde procuramos la asistencia del historiador Ubaldo García, escritor, conocedor e investigador de los hechos más relevantes de la historia de Venezuela.

“Hubo un juicio legal, estaba en las ordenanzas, eran siete personas: dos generales, dos coroneles, dos tenientes coroneles, un presidente del tribunal, más un fiscal y un defensor, siguieron exhaustivamente el procedimiento legal, hubo unanimidad y una defensa valiosa. ¿Los cargos? Conspirador contra el orden y la tranquilidad pública, sedicioso y de crímenes de insubordinación a la autoridad suprema. Algunos dicen que ‘los que formaban el tribunal eran enemigos’ y esto no es verdad, no eran enemigos, tanto así que el presidente del tribunal era Luis Brión, quien era paisano y amigo de Piar, también estaban dos hombres que eran hermanos de él, como Anzoátegui y Pedro León Torres, los cuales habían sido ascendidos por el Libertador de Guayana en la Batalla de El Juncal y lo habían acompañado en la de San Félix”, enfatizó el historiador.

En ese sentido, detalló que “si lo vemos al día de hoy, se encuentran muchas lagunas, pero para el momento se cumplió con los pasos legales, inclusive, había una relación de 4/3 de ser degradado, a lo cual se opuso Bolívar, y de haberse llevado a cabo tal acto, hoy no podría ser incorporado al Panteón Nacional”.

Igual de controversial es la información que hay respecto a sus orígenes. Las versiones van desde ser hijo de un capitán de la Marina Mercante de origen canario, de ascendencia italiana, pasando por ser hermano bastardo de Simón Bolívar, hasta ser descendiente de un príncipe portugués.

En ese marco, diversos autores manifiestan que sus progenitores pertenecían a las clases más altas de la sociedad de entonces, por esa razón se han estructurado diversas hipótesis, basadas en investigaciones históricas que intentan aclarar la procedencia del fusilado.

Registros históricos

“Piar nació en Caracas en el convento de las Monjas Concepciones, por los años de 1777 a 1778, donde fue bautizado. Fueron sus padres don Carlos de Braganza y doña Soledad Jerez Aristeguieta, dama de la alta sociedad caraqueña y de distinguida familia”, afirma Tavera Acosta (1954), en su obra Anales de Guayana, (p. 259-260).

El autor basa su teoría en un aparente árbol genealógico que fue encontrado en la antigua ciudad de Angostura, hoy Ciudad Bolívar, por el Consejo de Guerra cuando se decomisó el equipaje y archivos en el proceso seguido al General.

Esta obra señala que el príncipe de Braganza estuvo por Caracas de incógnito y fue hospedado por la distinguida familia Aristeguieta, allí tuvo un romance secreto con la hija mayor de don Miguel Jerez, la señorita Soledad, quien al quedar embarazada fue enviada al convento de las Monjas Concepciones donde nació Manuel Piar, quien fuera entregado a Fernando Piar, comerciante de la familia quien estaba en deuda con algunos servicios, y entonces se hizo cargo del niño colocándole su apellido y criándolo como propio. Pero tal teoría ha sido refutada por otros autores alegando incoherencia en las fechas de nacimiento de Piar (1777) y la edad del príncipe, quien para entonces tendría ocho años.

De lo que no cabe duda es del inmenso aporte de este valeroso prócer, quien desde muy joven se incorporó a la lucha independentista de Venezuela y al cual se le considera como uno de los militares más exitosos de la segunda etapa de la Independencia, iniciada a partir de 1813, siendo sus triunfos en las batallas de El Juncal, en 1816, y la de San Félix, en 1817, los de mayor relevancia por su aporte a la causa libertadora.

Vale señalar que son estas victorias las que liberan el territorio guayanés, lo cual permite al ejército patriota acceder a los recursos de la región más rica del país, así como poder utilizar la autopista fluvial que ofrecía el río Orinoco para la comunicación entre los llanos apureños y los llanos orientales, lo cual contribuyó en gran manera a los triunfos de Boyacá en 1819 y Carabobo en 1821.

Finalmente, el profesor Ubaldo manifestó que “la incorporación al Panteón Nacional del prócer, aunque de manera simbólica, es bien merecida. Piar tuvo todos los argumentos necesarios como para haber estado en el Mausoleo de la Patria desde hace mucho tiempo. El hecho de haber terminado su vida de forma tan dramática es lo que privó para que no estuviese antes. Se ha especulado mucho diciendo que su cuerpo no fue llevado al cementerio, pero existe un documento que detalla que luego de su fusilamiento su cadáver se enterró a una hora determinada en el camposanto de la ciudad, y dicho documento es oficial. Si estaba o no justificado su fusilamiento es algo que da para mucho investigar y mucho discutir. Los méritos como guerrero los tiene, incluso hay evidencias que demuestran que Piar participó en La Guaira en los tiempos de aquel primer movimiento independentista como lo fue la sublevación de Gual y España”.

Fuente: Ciudad Caracas

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