Cuatro mujeres, cuatro historias, cuatro veces Palestina. Katrien Demuynck

Laura Tesoro con la bandera palestina_ screenshot VRT Max'

Laura Tesoro con la bandera palestina_ screenshot VRT Max’

Cuatro mujeres, cuatro historias, cuatro veces Palestina. Katrien Demuynck

Al igual que millones de personas en todo el mundo, estoy profundamente consternada por el despiadado genocidio que está sufriendo la población de la Franja de Gaza, es inaceptable e inimaginable. Por ello, debemos reforzar nuestra solidaridad con el pueblo palestino y continuar nuestra lucha contra la violencia sionista e imperialista. Por eso, desde Bélgica, les traigo la historia de cuatro mujeres, cuatro veces Palestina.

Asmaa

Asmaa es palestina, vive aquí a la vuelta de la esquina. Nació en Gaza, se licenció en la Escuela Henry M. Jackson de Estudios Internacionales de la Universidad de Washington, en Seattle, y trabajó para la ONU. Asmaa es madre de cuatro hijos y refugiada. Lo perdió todo. Cuando se marchó a Estados Unidos para cursar un año más de estudios, su apartamento en Gaza estaba en construcción. Nunca ha visto su nueva casa terminada, y mucho menos ha podido vivir en ella. Todo el edificio fue bombardeado hasta los escombros por el ejército israelí. 

Asmaa tiene seis hermanos. Su madre está enferma de insuficiencia renal y necesita diálisis dos veces por semana. Pero todo ha quedado destruido en el norte de Gaza, donde vivía la familia. No hay Internet, ni conexión, ni instalaciones médicas, ni agua, ni electricidad. Es totalmente inhabitable.

La familia tuvo que huir al sur de Gaza al principio de los bombardeos. El contacto directo con ellos es casi imposible. Viven allí con más de 50 personas, 20 de ellas niños, en un piso de dos o tres habitaciones. Intentan dormir alternativamente durante varias horas bajo el estruendo de los incesantes bombardeos y proyectiles. Prácticamente no quedan alimentos ni ayuda médica.

Asmaa está desesperada, quiere sacar a su familia de allí. Pero Gaza está rodeada y poner a alguien en una lista para salir de la franja es terriblemente caro. Se aprovechan de la gente. Un buen amigo suyo abrió un crowdfunding. Mientras el mundo sigue mirando cómo se siembra la muerte y la destrucción, es su única esperanza: Help Asmaa’s family evacuate Gaza 

Fatena

Fatena es una poeta palestina. Es de la Franja de Gaza y vive como refugiada en Bélgica. En octubre de 2023, por fin pudo visitar a sus ancianos padres en Gaza después de 15 años. Pero en ese mismo momento estalló el infierno. Fatena quería irse de allí, pero no sin sus padres. Y entonces comenzó una historia kafkiana. Fatena tenía derecho a traer a sus padres a Bélgica con un visado humanitario, pero… el gobierno belga no aceptaba una solicitud en línea. Tenían que ir en persona a hacer esa solicitud en Jerusalén o El Cairo, lo que era totalmente imposible porque Gaza está herméticamente cerrada.

Fatena, como tantos gazatíes, se refugió con sus padres en un hospital. Uno de los pocos lugares que más o menos se salvaron de los ataques en aquel momento, al principio de la guerra. Pero la situación era insostenible. Faltaba de todo y las bombas seguían cayendo. Los padres de Fatena no estaban lo bastante sanos para huir, pero aun así tuvieron que dirigirse al sur de la Franja de Gaza. Fatena informó de la situación en las noticias de la radio y televisión, el pueblo belga se solidarizó, pero el gobierno belga no se movió. 

Pasan meses. Mientras tanto, el mundo ve cómo la situación en Gaza está cada día más terrible. Los políticos no hacen nada, incluso el nombre de Fatena desapareció en un momento dado de la lista de personas a evacuar. Es desde la sociedad civil belga donde surge una iniciativa para resolver la situación de Fatena y sus padres.  Más de un centenar de intelectuales, escritores, artistas, profesionales y otros relevantes personalidades firmaron un llamamiento. 

No fue hasta mediados de enero cuando el gobierno intervino y Fatena pudo viajar con sus padres a Bélgica. Mientras tanto, el genocidio en Gaza continúa. Los ministros belgas denuncian pero no toman ninguna medida realmente importante para detener el genocidio.

Hind y Laura

El 6 de enero de 2024, el gobierno flamenco organizó una fiesta para celebrar la presidencia belga de la Unión Europea. Iba a ser una gran fiesta popular, bajo el título «Míranos hacerlo».  El público, numeroso, presenció la glorificación de la región flamenca en el marco de una responsabilidad federal belga. Pero algunos centenares de asistentes querían que se incluyera otro punto en el orden del día: los derechos humanos y el papel que Bélgica podría desempeñar para detener el genocidio en Gaza y la injusticia en Cisjordania.

Consideraban que celebrar la presidencia belga de la UE, sin una sola nota crítica para la Europa actual, era particularmente hipócrita. En un momento dado, le tocó subir al escenario a la poeta y artista de la palabra Hind Eljahid. Ella recitaría un haiku del antiguo presidente belga del Consejo Europeo, Herman Van Rompuy. En su lugar, leyó una declaración de apoyo al pueblo palestino y una condena de la limpieza étnica que está llevando a cabo Israel, aliado europeo, en Gaza, mientras la UE mira con indiferencia. 

Hind fue sacada del escenario a la velocidad de un rayo. Fue detenida y pasó la noche en la cárcel. Pero entre el público, decenas de banderas palestinas se alzaron en el aire y la gente coreó a favor de Palestina. El espectáculo se interrumpió. Tras minutos de interrupción, subió al escenario otra artista, la cantante Laura Tesoro. Para asombro de los organizadores, pidió al público una bandera palestina y la izó en el aire. El público coreó con entusiasmo «Palestina libre» y «alto al fuego ya».

“Activistas propalestinos interrumpen la inauguración de la presidencia belga de la UE», titulaba el telediario. “Tras un breve y desagradable interludio, la fiesta se reanudó. Esto no empañó el festejo», se hizo eco el ministro flamenco de Cultura, Jan Jambon (N-VA),  “’Lamento profundamente que esta fiesta, que intenta unir y conectar a la gente, se haya visto interrumpida por esta acción política unilateral”.

Diez manifestantes fueron detenidos. Hind y Laura también tuvieron que pagar su osadia solidaria en los medios de comunicación y en las redes sociales, donde los trolls de derechas hacen de las suyas. Pero la valiente señal que dieron cuenta del apoyo masivo de la sociedad belga. El 17 de marzo está prevista otra gran manifestación en Bruselas. No pararemos hasta que cese el genocidio del pueblo palestino y hasta que Palestina vuelva a ser libre.

Katrien Demuynck, coordinadora de la sección belga de la REDH