jueves, diciembre 26, 2024
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Igualdad ante las desigualdades. Por Emir Sader

La Corte Suprema de Estados Unidos, reflejando el giro conservador, a través de su nueva composición, que amenaza con hacer retroceder los avances en materia de aborto, acaba con las posibilidades de las políticas de cuotas en el país.

Como suele hacer el liberalismo, se refugia en el principio constitucional, por el cual “todos son iguales ante la ley”, promueven la cancelación de cualquier tipo de política de cuotas, que favorezca a los más postergados, en nombre de este principio. Se acompaña, como siempre, de declaraciones de los padres, que aseguran que sus hijos obtuvieron mejores puntajes que otros, pero fueron superados por los beneficiados por las políticas de cuotas.

Las cuotas en Brasil

Las políticas de cuotas en Brasil fueron iniciadas por el Laboratorio de Políticas Públicas (LPP) de la Uerj.  Partimos de la observación obvia de que, aunque los negros son mayoría en la población brasileña, eran una pequeña minoría en las universidades públicas brasileñas.

Era una práctica que ya existía en los Estados Unidos, que buscamos implementar, de otra manera, en Brasil. La iniciativa fue bombardeada por un gran número de argumentos, todos de carácter liberal.

Siempre partieron del principio constitucional de igualdad para todos. La política de cuotas violaría este principio, favoreciendo a aquellos con notas más bajas que a otros, quienes serían víctimas de esta política, siendo postergada a favor de aquellos con notas más bajas.

A esta formulación se sumaba la igualmente elitista, según la cual el ingreso de un contingente de estudiantes a través de una política de cuotas bajaría el nivel de las universidades.

Democratización

Nada de eso sucedió. Al contrario. La democratización del acceso a las universidades, facilitada por la política de cuotas, fortaleció las universidades y, apoyada en la política de combate a las desigualdades sociales y regionales, incrementó significativamente el número de estudiantes universitarios en todo el país.

El nordeste, que antes enviaba a sus hijos a estudiar a universidades del sur y sureste, vio la fundación de 9 nuevas universidades, todas ellas con rectorado en el interior de los estados. Como resultado, el noreste ahora tiene más estudiantes universitarios que el sur del país.

Quienes consideraban que el nivel de las universidades bajaría con las políticas de cuotas, debieron enfrentarse a la situación en que en la política de promoción de estudiantes brasileños con becas en el exterior, había más de 200.000 estudiantes negros, que habían ingresado a través de las políticas de cuotas. Ganaron estas becas compitiendo con todos los estudiantes.

En resumen, las desigualdades disminuirían en las universidades brasileñas con la política de cuotas, su nivel aumentó y el país ahora tiene universidades en todas sus regiones.

Brasil se ha convertido en un mejor país, porque es menos desigual en términos sociales y regionales, un país más democrático. Con la política de cuotas no todos se volvieron iguales, pero empezamos a vivir en un país menos desigual, con menos exclusión social, con universidades más cercanas a expresar las condiciones sociales del país en su conjunto.

Fuente: Página 12

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