jueves, noviembre 21, 2024
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LA PLANTA INSOLENTE DE EE.UU. CONTRA VENEZUELA, CONTRA EL MUNDO. POR ISIDORO HUGO DUARTE

En el contexto actual de la lucha contra la pandemia de la Covid-19 que azota a la humanidad,  el gobierno del Presidente Maduro y su pueblo se han destacado por la contención temprana de su propagación en Venezuela, y la adhesión a los más rigurosos protocolos de detección y tratamiento gratuitos y masivos, como lo declaró la OMS.

Mientras tanto, el régimen dictatorial que gobierna EEUU, exhibiendo otra prueba de su carácter deshumanizado, amenaza la paz internacional y la y la soberanía de Venezuela con el envío de buques de su armada a las aguas del Caribe. En esta ocasión, el infundado pretexto es “contener el tráfico de droga hacia EEUU”,  tráfico que es sabido y demostrado se realiza en más del 90 % por el Pacífico arribando a la costa oeste de EEUU, que por ser el gran consumidor de drogas es el generador de su producción.

Ese gigantesco mercado consumidor, que permea todas sus capas sociales e instituciones alcanzando hasta la presidencia: los expresidentes Bush y Obama declararon que habían sido consumidores y todavía no se sabe si el actual lo es. Sin este inmenso mercado de consumo no existiría la gigantesca producción de droga en Colombia. Es necesario recordar que EEUU tiene instaladas 9 bases militares pretextadas para “controlarla”, lo que evidentemente no hace, ni tampoco su tráfico hacia el exterior. Tampoco su arribo a las costas estadounidenses y distribución en el país podrían realizarse tan masivamente, si la DEA realizara una gestión efectiva y no contaminada y -muy especialmente- si el sistema financiero bancario no estuviera implicado en el blanqueo de esos inmensos volúmenes de dinero de la droga.

Como una etapa para cumplir con su amenaza contra Venezuela, EEUU prepara la opinión pública. Para eso su Fiscalía, que es designada y depende directamente del presidente Trump, acusó de narcotraficantes al presidente Nicolás Maduro y a varios miembros del gobierno, infamia que se convierte en pretexto absurdo y ridiculo que revela la categoría moral de sus difamadores. Forma parte de la cadena de ignominias de todo tipo del régimen estadounidense contra Maduro, propagadas por su gigantesco aparato mediático internacional. Toda la parafernalia y ataques a Venezuela, encubre sus intereses reales. Se inicia abiertamente en el año 2001, cuando el presidente Chávez dictó, entre otras, una reforma a la Ley de Hidrocarburos (y en 2006 una Ley Orgánica de Hidrocarburos), recuperando su riqueza para Venezuela, e inició el desarrollo de un Estado Social, que continuó el presidente Maduro. Internamente, los sectores políticos de la derecha, representantes de las roscas económicas, se opusieron conjuntamente con su aparato mediático, pero la población a través de los años, expresándose electoralmente y en la calle, ha apoyado los gobiernos bolivarianos. Las continuas derrotas electorales y de violencia callejera de la oposición, les ha conducido a apelar vergonzosamente la intervención de EEUU contra su país y la población.

La actual amenaza del régimen presidido por Trump, es verdaderamente peligrosa, porque han fracasado todas sus agresiones: las mal llamadas “sanciones”, el despojo de bienes activos y financieros propiedad de Venezuela, el bloqueo para impedir la compra y el acceso a medicinas, alimentos, repuestos, el intento de magnicidio frustrado, los continuos sabotajes incendiando cuantiosos depósitos de alimentos y medicinas, incluso a decenas de miles de máquinas electorales para impedir la elección de la Asamblea Nacional prevista por la Constitución para fines de 2020, los ataques continuos al sistema eléctrico y telefónico, la “instalación” de un autoproclamado presidente, designado “democraticamente” en Washington y las campañas de rumores por medio de las redes recogidas por algunos medios nacionales como noticias, y propaladas por los corresponsales de las agencias internacionales ubicadas en Venezuela. Como todas estas acciones han fracasado, el monstruo puede apelar al crimen y la matanza masiva.

Este monstruo es el mismo que masacró a los habitantes originarios de su territorio al comienzo de su historia; el que nos inculcó por su industria cultural que los criminales eran los “buenos”; el que despojó a México de ricos y estratégicos territorios; el que hizo un largo rosario de invasiones a nuestro continente americano; el que tumbó gobiernos y asesinó líderes populares, algunas veces usando lumpen y desclasadas patotas; el que instaló dictaduras sangrientas y brutales encargadas de cercenar libertad, derechos, vidas. Los EEUU usaron todas las tácticas para torcer y voltear dirigentes, y confundir a los pueblos con el instrumento  más poderoso que dominan: los medios de información. Hicimos “crujir la economía” del Chile de Allende, reconoció como una “gracia” Richard Nixon, el entonces presidente de EEUU, causante del magnicidio del presidente Allende y asesinato y tortura de decenas de miles de chilenos, por cuyo éxito le fue otorgado a Kissinger – el Secretario de Estado del régimen de EEUU y arquitecto del crimen – el Premio Nobel de la Paz. La misma guerra económica de la que se enorgullecía Nixon la han estado aplicando contra Venezuela sus sucesores, más el bloqueo para impedir el acceso de mercancías; despojo de bienes, por ejemplo las refinadoras venezolanas en EEUU y Colombia; apropiación indebida por la banca internacional, en típico acto de piratería, de las divisas enviadas por el gobierno para la compra de medicinas, alimentos, repuestos; las agresiones llamadas sanciones, que se extienden a empresas de todo el mundo que osen comerciar con Venezuela, etc. El régimen de EEUU se ha abrogado arbitrariamente, autoridad y jurisdicción sobre todo el mundo, poderes que  nadie les ha conferido y hasta de la Luna pretenden apropiarse, lo que evidencia la condición mental de sus dirigentes. Y tienen aceptación vergonzosa de ciertos gobiernos latinoamericanos, que actúan como perritos falderos, y de la humillada Comunidad Europea. El objetivo es también cercar de hambre al pueblo venezolano. Pero entre otras varias medidas y recursos, el presidente Maduro, y su gobierno, para asegurar la alimentación del pueblo, creó el sistema CLAP (Comités Locales de Abastecimiento y Producción), exitoso mecanismo de producción y distribución masiva de alimentos a precios hasta 10 veces por debajo del mercado comercial y en algunos casos de distribución gratuita. Se creó también un novedoso sistema social vía web llamado Carnet de la Patria, en el que hay unos 18 millones de personas y grupos familiares inscritos que ha sido sumamente útil no sólo para el estudio de necesidades de la población o la distribución masiva de bonos complementarios o como monedero virtual. Actualmente también se usa para las encuestas interactivas de información de cada paciente o grupo familiar vía Sistema Patria, lo que ha permitido la articulación de diagnósticos y atención domiciliaria preventiva de pacientes por Coronavirus, y su posterior hospitalización gratuita. Es una de las causas de los buenos resultados en Venezuela, además de la muy temprana decisión de rigurosa cuarentena dispuesta por Maduro.

El imperio ya no oculta su política intervencionista como lo admitió con provocativa e imperial soberbia el anterior presidente de ese régimen, Barack Obama – ganador del Premio Nobel de la Paz – que declaró el 12 de febrero de 2015 y publicó el portal estadounidense VOX : “tenemos el ejército más fuerte del mundo y en ocasiones tenemos que torcer el brazo a los paises si no quieren hacer lo que queremos a través de métodos económicos, diplomáticos y a veces militares”. Luego firmó una Orden Ejecutiva declarando a Venezuela como una “amenaza inusual y extraordinaria” para EEUU. Por otra parte, ahora se agrega la necesidad circunstancial del actual presidente del imperio en año electoral, de encubrir el desastre de salud que condenó a su pueblo al desamparo por el Coronavirus. Su escandalosa frivolidad y prepotencia, su desprecio por las recomendaciones de la OMS ante la Pandemia COVID-19, han provocado un crimen: una evitable infección masiva y mortalidad espantosa en su población.

La carencia de un sistema público de salud en EEUU, una bomba de tiempo que estalla ahora contra su población en esta crisis por la pandemia, ocasiona que los exámenes y tratamientos sean extremadamente costosos, y quienes no pueden pagarlos y padecen del virus, se convierten en potenciales contagiosos además de arriesgar su propia vida. Además, la mayoría de los centros de salud, no disponen de todos los equipos, inclusive los “respiradores”. Esto es en el corazón del capitalismo, de la potencia económica mundial número uno, de los generadores de mega millonarios que representan el 1% de la población y acumulan el 99% de las riquezas.

EEUU destina un impresionante presupuesto para la industria militar que casi duplica el presupuesto total para ese sector de la suma de todos los países del mundo, a costa de no poseer un sistema de salud gratuito (ni educativo) para la mayoría de su población. La actual situación provocada por la Pandemia ha dejado al “rey desnudo”. El caso de Nueva York es dramático, porque el gobierno Federal de Trump no ha distribuido equipos médicos que pueden salvar vidas, como lo denunció el gobernador de ese estado. Ante el drama de ingobernabilidad que generó, y para encubrirlo, Trump prepara una escalada contra Venezuela, creando matrices, ya no sólo de dictadura de Maduro, sino también de Maduro traficante de drogas, apelación infame y ridícula, matrices todas negadas por los hechos.

Una vez más, EEUU prepara una invasión, aduciendo la defensa de la libertad, falacia ya condenada por la historia tal como lo expresó el Libertador Simón Bolívar hace ya casi 200 años: “Los Estados Unidos (que) parecen destinados por la providencia para plagar la América de miserias en nombre de la Libertad.”

En 1902, ante el desembarco de tropas extranjeras en las costas venezolanas, el presidente Cipriano Castro expresó: “La planta Insolente del extranjero ha profanado el sagrado suelo de la Patria”, resultando la derrota de los invasores. Hoy, en 2020, el pueblo venezolano, junto al gobierno y su FANB, ha manifestado su firme decisión de defender su libertad, democracia, soberanía, autodeterminación y sus DDHH, repitiendo aquella voluntad expresada en la consigna de 1902.

Caracas,  7 de abril de 2020 Uruguayo – Venezolano
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