domingo, diciembre 22, 2024
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63 años de otra forma de guerra contra el pueblo cubano. Por Carlos Aznarez

Más allá de las guerras de destrucción masiva, las intervenciones económicas y las invasiones territoriales llevadas a cabo durante siglos, si hay una foto que representa meridianamente qué tipo de talante desarrolla el gobierno estadounidense contra la Humanidad, esa se da en el aforo de las Naciones Unidas, cuando todos los países del planeta le exigen a la administración de Washington que levante de una buena vez el Bloqueo criminal contra Cuba, y el representante de USA vota negativamente junto con Israel, su aliado inamovible.

De todas las agresiones injustificadas que Cuba recibe por parte de Estados Unidos, el Bloqueo sigue siendo la mayor afrenta. No sólo porque más de 60 años de asfixia contra la población cubana es algo inenarrable por todas las consecuencias que genera, sino que demuestra la impunidad que hay detrás de esta medida unilateral. Bloqueo es ni más ni menos que otra forma de guerra. Ha generado carencias inimaginables, ha provocado muertos, ha edificado un muro simbólico de angustia para la población cubana, y ha servido para construir, como aspecto positivo pero no deseable para ningún habitante del mundo, una cultura de resistencia gigantesca, heroica, invencible.

Es evidente que la presencia de EE.UU de cuerpo presente o a través de sus representantes locales, es un mal que se ha expandido por todos los territorios de Nuestramérica, pero si a eso se le suma sufrir en carne viva las carencias que genera día a día un Bloqueo, el escenario que se abre es atroz. Se trata de más de 60 años de falta de alimentos y medicinas, el cierre a cal y canto de las fronteras económicas con otros países, la imposibilidad de conseguir repuestos para las maquinarias que se deterioran o los transportes que facilitan el desplazamiento de un lugar a otro, la falta de cemento para edificar viviendas o la no provisión de insumos escolares, material para fabricar papel o incluso las restricciones impuestas a quienes desean hacer donaciones solidarias para menguar tanta agresión.

Más aún, Cuba no puede, como otros países utilizar el dólar en sus operaciones comerciales, ni recibir de terceros países -que se hallen dispuestos a romper el Bloqueo- ningún tipo de mercaderías ni productos que posean más del 10% de componentes norteamericanos. Se ha llegado incluso a castigos bochornosos como impedir que desde Cuba viajen partidas de vacunas contra la meningitis u otras enfermedades y que podrían salvar miles de vidas en naciones subdesarrolladas que no las poseen, y sin embargo la obtusa mentalidad de un funcionario norteamericano lo impide en base a las estrictas reglas del Bloqueo. Igualmente, cientos de personas, muchos de ellos niños y niñas cubanas han fallecido por falta de un medicamento que se puede comprar en cualquier farmacia o laboratorio ubicado a 90 millas de Cuba, en la península de la Florida.

Incluso se ha dado infinidad de veces el caso de que apelándose a la solidaridad pueblo a pueblo, ciudadanos norteamericanos o familiares cubanos que viven en Miami han adquirido esas medicinas y al querer enviarlas o pasarlas personalmente por la aduana estadounidense, les han sido decomisadas para cumplir con el maldito Bloqueo.

Con todas estas “enseñanzas” de muerte que el Imperio ha generado en tantos años, el pueblo cubano ha sabido autoconstruir una coraza que con el tiempo se ha convertido en ejemplo de vida. De cada restricción se ha derivado el desafío de reemplazar lo que no se tiene por un sucedáneo que facilite seguir viviendo. En Argentina es muy común frente a un impedimento para realizar una tarea solucionarlo con la frase “lo atamos con alambre”, que quiere decir “lo haremos de cualquier manera pero lo haremos”.

Eso es precisamente lo que la creatividad asombrosa, surgida de la necesidad de cada cubana y cubano, sigue desarrollando. Significa reemplazar con genéricos todo lo que se necesite para el día a día. Pero en medio de carencias impuestas por el Imperio, Cuba no ha dejado un minuto de crecer como proceso revolucionario que atiende las necesidades de su población.

La preocupación por la salud, la formación educativa, la puesta en marcha de decenas de actividades culturales, deportivas y científicas y sobre todo la exportación solidaria de médicos y alfabetizadores a los rincones más lejanos del Tercer Mundo (e incluso hacia países que hacen gala de “desarrollo” y descuidan a su propia gente) han hecho de la Isla una referencia internacional de excelente gestión e internacionalismo solidario.

Sólo a manera de ejemplo para ratificar lo dicho, en un área tan sensible como la medicina Cuba está entre los primeros países del mundo que investigan y dan respuestas al tratamiento de la más letal de las enfermedades, el cáncer.

Al uso impuesto internacionalmente desde Cuba del veneno del alacrán azul para la cura del cáncer, la innovación es la vacuna CimaVax*, creada por investigadores del Centro de Inmunología Molecular (CIM) de la Habana, que actúa sobre el factor de crecimiento de las células cancerosas para impedir que la enfermedad se extienda.

Se puede utilizar para tratar a pacientes de cáncer de pulmón y como medida preventiva para personas con alto riesgo de sufrir la enfermedad. También están el Racotumomab y el VSSP, en fase de investigación avanzada y que cambiarían por completo el escenario para enfrentar a ese flagelo. En esa misma línea preventiva la gente del CIM se enorgulleció de anunciar otros dos logros: un tratamiento para úlceras del pie diabético, y otro para tumores en la cabeza y el cuello en fase avanzada. Y así, hazañas parecidas año tras año, hasta llegar a las vacunas Soberanas y Abdala contra el Covid.

¿Se puede pedir un ejemplo mayor que el demostrado por Cuba para -en medio del Bloqueo- enviar brigadas médicas a Africa a luchar contra la fiebre del Ébola? Miles de voluntarios se anotaron para hacer ese viaje sabiendo que la muerte podía esperarlos en cualquier sitio de ese sufrido continente. De tal calidad y compromiso fue esa gestión que hasta el propio gestor del prolongado asedio contra Cuba, debió reconocerlo.

¿Alguien duda de lo que es Cuba a nivel de solidaridad, cuando en medio de la pandemia del Covid 19, no solo pensó en su pueblo creando varias vacunas de eficiencia más que comprobada, sino que envió médicos y medicas de la Brigada Henry Reeve, para ayudar a combatir ese flagelo en distintos países, incluidos los que continúan bloqueando a Cuba hasta el presente.

Allí donde hay un poblador humilde que sufre desatención, por más complicado que sea llegar hasta él, siempre un médico o médica cubana habrá de intentarlo. Se irá a vivir con esos condenados de la tierra y procurará salvarles la vida, como lo hizo en Pakistán o en Haití después de sendos terremotos.

Así es Cuba y su pueblo, así los educó la Revolución y el ejemplo sacrificado del Fidel, del Che, de Raúl, de Vilma Espín, de Haydée Santamaría o de Celia Sánchez, por solo citar a algunos de los forjadores de una Nación que venció al imperialismo, desarrolló el socialismo y se apresta a derrotar nuevamente a quienes se atreven a persistir en un Bloqueo que todo el mundo -nunca mejor dicho- repudia.

Fuente: Telesur

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