Un plan para despedazar países. Por Elson Concepción Pérez

Existen alrededor de 173 000 efectivos estadounidenses desplegados por el mundo y el presupuesto militar anual supera los 700 000 millones de dólares

Es absolutamente vergonzoso cómo el Gobierno de Estados Unidos, que acusa constantemente a Rusia, tiene regadas por el mundo unas 800 bases militares en áreas de otros países.

Algunas las instaló en parte del territorio sirio, y las usa, descaradamente, para robar el petróleo de esa nación; otra ocupa parte del suelo cubano en Guantánamo, donde tiene una base naval y aérea, y una cárcel ilegal que es centro de torturas; y así, en el resto del mundo, las emplea para fines diversos.

Se estima que hay alrededor de 173 000 efectivos estadounidenses desplegados en ellas, en tanto el presupuesto militar anual ya supera los 700 000 millones de dólares, según datos recopilados por David Vine, de la American University, de Washington.

El plan de «despedazar países», como ha denunciado ante la ONU el presidente serbio Aleksandar Vucic, «no ha terminado». No lo pensó dos veces Estados Unidos cuando decidió desmembrar a la exRepública Federativa Socialista de Yugoslavia.

Mutilar al país balcánico y apoderarse de Kosovo era un plan adelantado, cuya expresión mayor sucedió entre el 24 de marzo y el 10 de junio de 1999, cuando, sin consentimiento del Consejo de Seguridad de la ONU, el Pentágono y la OTAN lanzaron los más salvajes bombardeos contra Belgrado y otras ciudades serbias, contra hospitales, guarderías infantiles, estaciones de televisión, escuelas, embajadas, viviendas y fábricas. El uranio empobrecido que cubrió las bombas todavía hoy provoca serios daños a las personas, principalmente a niños nacidos con posterioridad al crimen.

Más de 3 000 civiles serbios murieron y otros miles quedaron heridos e incapacitados. Miles de instalaciones fueron destruidas y las aguas del río Danubio se contaminaron con el uranio.

Las diferencias étnicas entre parte de la población albanesa residente en Kosovo y los serbios de allí, fueron pretextos para una campaña de difamación que propaló la mentira sobre una supuesta limpieza étnica contra los albano-kosovares por parte de los serbios, con lo que «justificaron» la destrucción de Yugoslavia.

El actual mandatario serbio levantó su voz en la ONU para advertir, una vez más, sobre Kosovo. En el año 2008, bajo el patrocinio estadounidense, aquella provincia se declaró independiente, luego de haberse emprendido allí un plan desestabilizador contra la población serbia. Al decir de Vucic. «Los intentos de cortar a mi país en pedazos aún no han terminado». Agregó que «forma parte del doble rasero de Occidente».

Después de la llamada «independencia», Estados Unidos construyó en Kosovo su mayor base militar en Europa y una de las más grandes del mundo, el objetivo principal que procuraban el Pentágono y la OTAN: una instalación militar desde la cual –por su ubicación estratégica– pudieran monitorear a los países del Viejo Continente, a los Balcanes, Rusia y al Oriente Medio, a la vez que servir de rampa para ataques militares, bombardeos y otras intervenciones en esa amplia zona.

En definitiva, para eso son las guerras que alienta EE. UU., para expandir su dominio, en detrimento del resto de los países.

Fuente: Granma

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