Recientemente, un grupo de migrantes que cruzó el río pañanemo Chucunaque, redondeó la cifra récord de 400 000 que ya lo han hecho este año por el Darién. Lo integran varios niños, mujeres con sus bebés, y otras personas.
Aunque muchos no pueden alcanzar su destino final, arriesgan su vida y la de los suyos, en busca del llamado “sueño americano”, muchas veces convertido en pesadilla.
Una joven madre de una nación sudamericana, luego de vencer esta primera etapa, relató: “Vimos muchos cadáveres flotando en el río”, y añadió: “no sé cómo voy a ser capaz de seguir con el viaje”, pues se había quedado sin dinero. No obstante, se consoló: “al menos no tocaron a mi hija”.
Otra madre, con un pequeño en brazos y los ojos llenos de lágrimas, contó: “Nos robaron todo lo que teníamos. Un grupo de hombres armados, con pasamontañas, nos retuvieron durante un día entero, y nos quitaron todo lo que llevábamos: nuestro dinero, nuestras pertenencias, y hasta nuestra comida”.
Ese día, la casi totalidad de los que cruzaban el llamado Tapón del Darién, con una extensión de 5 750 kilómetros cuadrados de selva tropical que separa a Colombia y Panamá, se identificaban como sudamericanos, caribeños y asiáticos.
La zona, convertida en una especie de pesadilla, por su uso como tránsito de migrantes de todo el mundo hacia Estados Unidos, tiene una rica historia relacionada con sus comunidades indígenas.
Se le considera una barrera natural entre América Central y América del Sur, fundamentalmente la parte denominada Tapón del Darién, que abarca lo que en tiempos pasados se conoció como el territorio del Darién en la antigua República de Nueva Granada.
Es conocida mundialmente por albergar el primer asentamiento colonial español en el continente americano, conocido como Santa María La Antigua del Darién.
En el contexto del auge del flujo migratorio que atraviesa esa selva, los presidentes de Panamá y Costa Rica visitaron hace poco el lugar, en pro de encontrar soluciones al problema que, por demás, complica la situación de atención sanitaria y de tramitación en el país istmeño.
Por su parte, el presidente mexicano Andrés Manuel López Obrador ha criticado la decisión del mandatario de Estados Unidos, Joe Biden, de reforzar el muro fronterizo al sur de Texas, y calificó la medida como “un retroceso”, porque “no resuelve el problema estructural de la migración”.
México ha insistido en celebrar una Conferencia Internacional con representantes de los países latinoamericanos de los que procede la mayor parte de los migrantes, para definir nuevas estrategias que vayan más allá de las políticas relacionadas con la deportación, y para desarticular las redes de trata de personas.
La Oficina de Derechos Humanos de las Naciones Unidas destacó los riesgos y vulnerabilidades a los que se enfrenta una cifra sin precedentes de migrantes y refugiados que cruzan el Tapón del Darién, en su camino hacia América del Norte.
“Los migrantes y los refugiados y refugiadas están expuestos a múltiples violaciones y abusos de derechos humanos durante todo su viaje, incluyendo violencia sexual, la cual es un riesgo especialmente grave para niños y niñas, mujeres, personas LGBTI y con discapacidades. Se producen también asesinatos, desapariciones, trata de personas, robos, e intimidación por parte de grupos delictivos organizados”, relató la portavoz de la Oficina de Derechos Humanos de las Naciones Unidas, Marta Hurtado, en Ginebra, según reportes de RT.
El Servicio Nacional de Migración de Panamá afirmó que, en lo que va de año, se habían encontrado al menos 27 cuerpos sin vida, mientras el pasado almanaque fueron 30 las personas fallecidas, y desde enero de 2018 a junio de 2023 murieron o desaparecieron en ese tránsito 258 migrantes, de ellos 41 menores de edad.
Los que han cruzado la peligrosa vía aún tienen que atravesar el territorio de otros cinco países para llegar a la frontera con Estados Unidos. En el trayecto, la mayor probabilidad siempre será que tengan que enfrentarse a condiciones precarias, al mal tiempo, al crimen organizado, así como a las restricciones que impone cada Estado contra el tráfico irregular de migrantes.
(Tomado de Granma)