El gobierno de Estados Unidos (EE.UU.) quiere ya una revolución de colores triunfante en Cuba. Sueña, sin base alguna en la realidad política, que se aproxima el fin del molesto proyecto de nación independiente, soberana, de profunda justicia social y orientación socialista y solidaria con las luchas de los pueblos del mundo, situado desde hace 62 años a solo 144 kilómetros de sus costas.
Por eso, la Casa Blanca de Joe Biden vive la tonta fantasía de realizar el 15 de noviembre (15N) en ciudades de la isla una marcha “pacífica y cívica por el cambio” mediante la canalización, desde hace meses, de ríos de dinero a sus mercenarios internos y a sus operadores de Miami. Pretenden reeditar las protestas del 11 de julio pero con mucha mayor violencia, y es significativo que llamen a los participantes a llevar material de curación.
El Gobierno de Biden se ha autoconvencido de que la crisis económica creada por las asfixiantes y crueles medidas de Donald Trump -que mantiene intactas-, el agravamiento de ella por la pandemia y sus dañinos efectos en el abasto de alimentos, medicinas y otros productos vitales, son suficientes para quebrar al pueblo cubano y empujarlo a derrocar al gobierno. Se valen de la guerra con los medios hegemónicos, las redes digitales, los ejércitos de bots y la red comunicacional anticubana de Florida, también financiada con mucho dinero de los contribuyentes estadounidenses.
Otra vez se equivocan gravemente con la Revolución Cubana. Juegan con fuego al seguir el guion del golpe blando ya aplicado en países donde ha habido sangrientas consecuencias o intervenciones militares directas, como en Libia. Parecen olvidar que fue en Cuba donde la invasión mercenaria de Playa Girón constituyó su primera gran derrota militar en nuestra América.
La Constitución de la República de Cuba establece el derecho a la manifestación pacífica, pero no a que los asalariados de Washington se movilicen a la calle contra la Revolución amparados en ese derecho. Ya han sido advertidos de que la marcha es ilegal y como tal se aplicarán a quienes intenten vulnerarla las medidas previstas en la normatividad de la isla.
Es el colmo del descaro que pretendan realizar una manifestación pública contra el sistema político y social que los cubanos se han dado democráticamente, puesto que la Constitución cubana, aprobada en referendo con más del 85 por ciento de los votos el 24 de febrero de 2019, proclama el carácter irreversible del socialismo en la isla. Es particularmente perverso y provocador que pretendan utilizar el Estado socialista de derecho para servir a los planes golpistas y desestabilizadores del imperio del norte.
Tanta importancia le da Washington a la marcha y tal desesperación tiene por promoverla, que voceros oficiales de EE.UU. y, constantemente, legisladores anticubanos, han emitido en conjunto 29 declaraciones en su apoyo o atacando a Cuba desde que se anunciara el pasado 22 septiembre. Entre ellas, cuatro de Brian A. Nichols, subsecretario de Estado para el Hemisferio Occidental; una de Jake Sullivan, consejero de seguridad nacional; otra de Juan González, director del Hemisferio Occidental del Consejo de Seguridad Nacional y cinco de la embajada de EE.UU. en La Habana.
El Gobierno de Cuba ha documentado ampliamente los vínculos de Yunior García Aguilera y Manuel Cuesta Morúa, principales convocantes de la marcha, con funcionarios del gobierno de EE.UU. y connotados cabecillas terroristas de Miami, quienes coordinan junto a ellos los detalles para el 15N. También su asistencia a varios encuentros de capacitación sobre cambio de régimen, celebrados en Madrid, Miami y Buenos Aires.
Entre sus profesores han estado Ruth Diamint, docente de la exclusiva Universidad bonaerense Torcuato Di Tella, quien coordina el proyecto “Tiempos de cambio y el papel de las fuerzas armadas en Cuba” y proyectos de la Open Society Foundation y de la Fundación Ford, reconocidas fachadas de la Agencia Central de Inteligencia (CIA); Laura Tedesco, vicedecana en el campus Madrid de la estadounidense Saint Louis University, igualmente coordinadora del mencionado proyecto y también vinculada a proyectos de Open Society. Ambas han visitado cuatro veces la isla, donde, además de recorrer varias ciudades, se reunieron con Cuesta Morúa. Para ellas la cubana es una Revolución “moribunda”, “que solo sirve a unos pocos”, y han sido “usurpadores” Hugo Chávez, Néstor y Cristina Fernández de Kirchner y Rafael Correa (Archivo CD: ¿Filantropía o mercenarismo? Legionarios de Goliat (I)).
Para ampliar la información sobre la organización y financiamiento por EE.UU. de estos planes, véanse (El gobierno de Estados Unidos es el verdadero organizador y promotor de la provocación montada para noviembre (+ Video)) y (Rodríguez Parrilla denuncia campaña para desestabilizar la paz y la soberanía en Cuba).
Lo destacado del 15 de noviembre será la apertura de Cuba a la nueva normalidad, incluyendo el turismo, los otros sectores económicos y el curso escolar, gracias a disponer del país más extensamente vacunado de América, incluidos sus educandos de todos los niveles, con sus propios inmunógenos. Logro que mucho perturba a Washington.
Fuente: Telesur