Declaración de la Casa de las Américas, desde La Habana, Cuba.
Un joven descendiente de migrantes es asesinado por la policía. Miles de personas, indignadas, se lanzan a las calles. Se desata la represión policial. Son incendiados edificios y automóviles, y hay decenas de heridos. La cifra de detenidos crece por horas. Francia arde.
Finalmente, el pasado 7 de julio, el PEN Club de ese país lanza una declaración que condena la represión… en Cuba.
Se trata de un inventario de lugares comunes y calumnias que concuerda con el envejecido guion de la propaganda anticubana. La maniobra estuvo precedida por el hostigamiento contra la poeta y ensayista Nancy Morejón, Premio Nacional de Literatura e integrante, para orgullo nuestro, de la familia de la Casa de las Américas.
El propio PEN Club solicitó oficialmente que se le retirara, por pensar como piensa, la condición de presidenta de honor de un festival de poesía en París. Lograron su propósito, para vergüenza de cuantos tuvieron que ver con esa infamia.
La nueva cruzada del PEN Club francés por la “libertad” de Cuba coincide con la que, desde los Estados Unidos y distintas ciudades europeas, protagonizan algunos artistas cubanos atrapados por una maquinaria política y comercial, en esencia ajena a la cultura, que insiste en desacreditar a la Revolución Cubana.
Se empeñan en otorgar una dimensión épica a los sucesos del 11 y el 12 de julio de 2021 y a quienes desafiaron de manera violenta el orden público. Desean que se produzca en Cuba una situación explosiva como la que, irónicamente, alcanzó su clímax hace apenas unos días en la tierra de aquellos cruzados literarios.
Más que sorprendente, es triste que el PEN Club francés ataque despiadadamente las bases de la institucionalidad cubana e, incluso, a una organización tan valiosa como la Unión de Escritores y Artistas de Cuba. Lo es también que se sume, entusiasta y beligerante, a la obsesiva persecución contra nuestro país y al intento de legitimar una política que asfixia al pueblo cubano, siguiendo al pie de la letra la agenda de la superpotencia hegemónica. Cierto que es algo habitual en amanuenses y turiferarios; pero que duele asociar con escritores franceses.
Nosotros preferimos quedarnos para siempre con el Víctor Hugo que, a solicitud de los independentistas que luchaban contra el poder colonial español, escribe el mensaje “Por Cuba”, en el que afirma: “Yo no miro dónde está la fuerza sino dónde está la justicia”. Y concluye: “Cuba solo pertenece a Cuba”.
La Habana, 10 de julio de 2023
Fuente: Telesur
Tomado: Resumen Latinoamericano