Ya desde hace 14 años advertí sobre la guerra alimentaria propalada por el cártel anglosajón ABCD, como resultado de la desregulación globalista neoliberal y la privatización agrícola, donde brilla(ba) el autonombrado filántropo (sic) George Soros, “convertido en el dueño de la pampa argentina, donde 50% de las tierras arables son prácticamente de monocultivo de soya, a expensas de otros granos”.
Desde entonces desglosé a una docena de compañías claves, aliadas a unas 40 (sic) empresas medianas, que dominan la cadena alimenticia en cuya cúpula se encuentra el cártel de las seis trasnacionales de granos, donde destaca su ABCD: Archer Danields Midland (ADM); Bunge/Born; Cargill, y Dreyfus.
Sin adentrarnos a la guerra alimentaria de los panes, a la que alerta en forma dramática Luigi di Maio, ministro de Relaciones Exteriores de Italia –reportado por el exorcizado Russia Today–, el editorialista británico George Monbiot (GM), del rotativo The Guardian, muy cercano al globalista neoliberal jázaro George Soros, advierte que “nuestro (sic) sistema alimentario está a punto de colapsar (¡mega-sic!) como sucedió con los bancos en 2008”. Se infiere que por nuestro, GM se ha de referir al cártel alimentario anglosajón ABCD.
La ONU anda en búsqueda de la extraviada seguridad alimentaria, mientras GM expone que los grupos científicos han alertado sobre la vulnerabilidad y fragilidad del sistema alimentario global.
La administración Biden –que en forma insólita padece una penuria inconcebible de alimentos para bebés por la disrupción de la cadena de suministros– con sus epígonos de la OTAN y la Unión Europea inculpan el disparo de los precios de alimentos a la captura del ejército ruso de las tierras fértiles de Ucrania: su famoso Chernozem.
Ya en 2019 Rusia y Ucrania exportaron más de 25% del trigo a escala mundial.
GM juzga que, si bien es cierto que la combinación de la pandemia y la invasión de Ucrania son factores importantes en la etiología de la crisis alimentaria, en realidad, sólo agravaron un problema subyacente (sic).
Devela que sólo cuatro (sic) trasnacionales controlan 90% (¡mega-sic!) del comercio global de granos, con base en una clásica investigación de Oxfam de hace 10 años: “Los Secretos (sic) de los Cereales: Los Máximos Mercaderes de Granos en el Mundo y la Agricultura Global”, donde descuellan las mega-ganancias del cártel ABCD, al unísono de su especulativo modelo de negocios, y la financiarización de la producción agrícola y su subsecuente bursatilización.
GM resume y rezuma que las mismas trasnacionales ABCD forman parte de la compra de semillas, químicos, procesamiento, empaque, distribución y menudeo. ¡No dejan nada!
GM demuestra persuasivamente cómo la “industria alimentaria se ha vuelto íntimamente acoplada al sector financiero” lo que, a juicio de los científicos, hacen a la industria alimentaria “más susceptible a quiebras en cascada”.
GM cita una publicación de Nature Sustainability que reporta que en los sistemas alimentarios, la frecuencia de impactos se ha incrementado a una escala global a través de los tiempos en tierra y mares.
GM cita su libro Regénesis, donde arguye que esta serie en escalada de impactos contagiosos, exacerbadas por la especulación financiera, es lo que ha empujado la hambruna global.
Por lo pronto, en África, Chad, con 17 millones de habitantes, decretó la urgencia alimentaria, mientras India –segundo productor mundial de trigo–, un país obligado a alimentar a 1 300 millones de habitantes, invocó “amenazas a su seguridad alimentaria”, por lo que prohibió sus exportaciones de trigo, lo cual alienta una ola de proteccionismos alimentarios. ¿Quién sigue?
(Tomado de La Jornada)