jueves, diciembre 12, 2024
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Esta victoria nos da confianza para futuras luchas. Por Vijay Prashad

Los medios de comunicación nunca podrán admitir abiertamente que la mayor protesta pacífica que el mundo ha visto en años -la revuelta campesina en la India que luchó contra las leyes del presidente Modi- ha obtenido una poderosa victoria.

El 19 de noviembre de 2021, una semana antes del primer aniversario de la revuelta campesina en la India, el primer ministro, Narendra Modi, se rindió. Aceptó que fueran derogadas las tres leyes sobre mercados agrícolas que habían sido aprobadas por el parlamento en 2020. Las y los agricultores de la India habían ganado. El All India Kisan Sabha (AIKS), uno de las organizaciones del movimiento de protesta, celebró el triunfo y declaró que “esta victoria da más confianza para futuras luchas”. 
 

Quedan muchas luchas apremiantes, como la de una ley que garantice un precio mínimo de apoyo que sea una vez y media el costo de producción para todos los cultivos de todxs lxs agricultores. La AIKS señala que el hecho de no haber abordado esta cuestión “ha agravado la crisis agraria y ha provocado el suicidio de más de [400.000] agricultores en los últimos 25 años”. Una cuarta parte de estas muertes se han producido bajo el liderazgo de Modi en los últimos siete años. 
 

En el Instituto Tricontinental de Investigación Social hemos elaborado cuatro importantes dossiers que reflexionan sobre la crisis agraria en la India: una explicación de la revuelta campesina (La revuelta campesina en India, junio de 2021); un análisis del rol central de las mujeres tanto en el trabajo como en las luchas agrarias (Las mujeres indias en un arduo camino a la libertad, octubre de 2021); un retrato del impacto del neoliberalismo en las comunidades rurales (El ataque neoliberal a la India rural: dos relatos de P. Sainath, octubre de 2019); y un estudio sobre los intentos de uberizar la agricultura y el trabajo campesino (Los gigantes tecnológicos y los retos actuales para la lucha de clases, noviembre de 2021). P. Sainath, miembro principal de nuestro Instituto, ha sido una voz clave en la amplificación de la crisis agraria y las luchas campesinas. La sección que sigue es un extracto de su más reciente editorial en el People’s Archive of Rural India: 
 
Lo que los medios de comunicación nunca podrán admitir abiertamente es que la mayor protesta democrática pacífica que el mundo ha visto en años —sin duda la mayor organizada en el momento álgido de la pandemia— ha obtenido una poderosa victoria. 

 
Una victoria que transmite un legado. Agricultores de todo tipo, hombres y mujeres —incluidos los de las comunidades Adivasi [tribales] y Dalit [castas oprimidas]— desempeñaron un papel crucial en la lucha por la libertad [de la India]. Y en el 75º año de su Independencia, lxs agricultores a las puertas de Delhi reiteraron el espíritu de esa gran lucha. 

 
El primer ministro Modi ha anunciado que dará marcha atrás y derogará las leyes agrícolas en la próxima sesión de invierno del Parlamento, que comienza el 29 [de noviembre]. Dice que lo hace después de no haber podido convencer a “una parte de los agricultores a pesar de sus esfuerzos”. Solo una parte, fíjense ustedes, a la que no pudo convencer de que las desacreditadas leyes agrarias eran realmente buenas para ellos. Ni una palabra sobre, o para, los más de 600 agricultores que han muerto en el curso de esta lucha histórica. Su fracaso, aclara, está solo en su capacidad de persuasión, en no conseguir que ese “sector de agricultores” vea la luz. (…) ¿Cuál fue la manera y el método de persuasión? ¿Negándoles la entrada a la capital para explicar sus quejas? ¿Bloqueándolos con trincheras y alambre de púas? ¿Golpeándolos con cañones de agua? ¿Haciendo que los medios de comunicación afines vilipendien a los agricultores todos los días? ¿Atropellándolos con vehículos, supuestamente propiedad de un ministro federal o de su hijo? ¿Esa es la idea de persuasión de este gobierno? Si esos fueron sus “mejores esfuerzos”, no nos gustaría ver los peores. 

 
El primer ministro realizó al menos siete visitas al extranjero solo este año (como la última para la COP26). Pero ni una sola vez encontró el tiempo necesario para conducir unos pocos kilómetros desde su residencia para visitar a decenas de miles de agricultores a las puertas de Delhi, cuya agonía conmovió a tanta gente en todo el país. ¿No habría sido eso un auténtico esfuerzo de persuasión? 

 
(…) Esto no es en absoluto el final de la crisis agraria. Es el comienzo de una nueva fase de la batalla por las cuestiones más profundas de esa crisis. Las protestas campesinas llevan mucho tiempo en marcha. Y con especial fuerza desde 2018, cuando lxs agricultores Adivasi de Maharashtra sacudieron a la nación con su sorprendente marcha de 182 kilómetros a pie desde Nashik a Mumbai. Entonces también comenzó su descalificación como “maoístas urbanos”, como no verdaderos agricultores, y el resto del bla-bla. Su marcha derrotó a sus calumniadores. 

 
(…) Los cientos de miles de personas de ese estado que han participado en esta lucha saben de quién es la victoria. Los corazones de los habitantes del Punjab están con los de los campamentos de protesta que han soportado uno de los peores inviernos de Delhi en décadas, un verano abrasador, fuertes lluvias y un trato miserable por parte del Sr. Modi y sus medios de comunicación cautivos. 
 

Y quizá lo más importante que han conseguido las y los manifestantes es esto: inspirar la resistencia también en otros ámbitos, frente a un gobierno que se limita a meter en la cárcel a sus detractores o a perseguirlos y acosarlos. Que detiene libremente a la ciudadanía, incluidos lxs periodistas, en virtud de la [Ley de Prevención de Actividades Ilegales], y reprime a los medios de comunicación independientes por “delitos económicos”. Este día no es solo una victoria para el campesinado y lxs trabajadores agrícolas. Es una victoria para la batalla por las libertades civiles y los derechos humanos. Una victoria para la democracia india. 
 

Es una victoria no solo para la democracia india, sino para lxs campesinxs de todo el mundo. 

 
Durante las últimas cinco décadas, estxs campesinxs han experimentado una combinación de empobrecimiento, despojo y desmoralización a nivel global. Dos procesos han acelerado su crisis: en primer lugar, un modelo de comercio y desarrollo impulsado por los Estados capitalistas avanzados a través del Fondo Monetario Internacional (FMI), el Banco Mundial y la Organización Mundial del Comercio (OMC); en segundo lugar, la catástrofe climática. El Programa de Ajuste Estructural del FMI y el régimen comercial liberalizado de la OMC han debilitado las ayudas a los precios y los subsidios alimentarios en el Sur Global y han impedido que los gobiernos intervengan para ayudar a lxs agricultorxs y construir mercados alimentarios nacionales sólidos. Mientras tanto, los países del Norte Global han continuado subvencionando la agricultura y volcando sus alimentos baratos en los mercados del Sur Global. Esta estructura de políticas públicas —junto con los devastadores acontecimientos climáticos— ha sido fatal para lxs agricultorxs del Sur Global. 

 
Durante la crisis crediticia de 2007-2008, el Banco Mundial intervino para promover la entrada del sector privado (en gran medida de la gran agricultura) en las “cadenas de valor” que van de las tierras agrícolas a las tiendas. “El sector privado dirige la organización de las cadenas de valor que llevan el mercado a los pequeños agricultores y a las granjas comerciales”, escribió el Banco Mundial en un informe clave de 2008. En junio de ese año, la Conferencia de Alto Nivel sobre la Seguridad Alimentaria Mundial organizada por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura abrió la puerta para que el Banco Mundial configurara la política agrícola en beneficio de la gran agricultura. Al año siguiente, el Informe sobre el Desarrollo Mundial del Banco Mundial abogó por integrar la agricultura de “los países pobres con los mercados mundiales”, lo que significaba uberizar la relación de las y los campesinos con la gran agricultura. Curiosamente, la propia Evaluación Internacional del Conocimiento, la Ciencia y la Tecnología Agrícolas del Banco Mundial discrepó en 2008, argumentando que la agricultura industrial degradaba la naturaleza y empobrecía al campesinado. 

 
En septiembre de 2021, la ONU celebró en Nueva York una Cumbre sobre los Sistemas Alimentarios, que no fue diseñada por los sindicatos de agricultores, sino por el Foro Económico Mundial (FEM), un organismo privado que representa a las grandes empresas y no a los grandes corazones de lxs agricultores. Reconociendo la crisis impuesta por el capitalismo, el FEM ahora dice que ha aprendido de la actividad ciudadana y que le gustaría promover el “capitalismo de las partes interesadas”. Este nuevo tipo de capitalismo, que se parece al viejo, consiste en promover las empresas como “fiduciarias de la sociedad”, confiándoles a ellas nuestro bienestar en lugar de a los trabajadores que producen el valor en nuestra sociedad. 
 

La revuelta campesina en la India luchó contra las tres leyes de Modi, que ahora serán derogadas. Ahora sigue luchando contra la transferencia del poder de elaboración de políticas públicas desde los proyectos nacionales, democráticos y multilaterales hacia las empresas, en nombre de las “asociaciones público-privadas” y de los “fideicomisarios de la sociedad”. La derogación de las leyes de Modi es una victoria, ha levantado la confianza de la gente, pero hay otras batallas por delante. 

 
En los lugares de protesta, las y los agricultores instalaron pueblos enteros, incluyendo cocinas comunitarias y bibliotecas. La lectura y las actuaciones musicales eran actividades habituales. La poesía revolucionaria punjabí de figuras como Pash (1950-1988) y Sant Ram Udasi (1939-1986) les levantó el ánimo. Navsharan Singh y Vikas Rawal nos ofrecen estas estrofas de Sant Ram Udasi para cerrar este boletín: 
 

Debes hacer brillar tu luz 
en los patios de los trabajadores 
que se marchitan cuando hay sequía 
y se ahogan cuando hay inundación, 
los que se enfrentan a la devastación en cada desastre, 
y que solo encuentran la liberación en la muerte. 

Debes mostrar lo que ocurre 
en los patios de los trabajadores 
para quienes el pan es escaso 
que viven en la oscuridad, 
que son despojados 
de su autoestima, 
y que pierden, con sus cosechas, 
todos sus deseos. 

¿Por qué brillas para iluminarte solo a ti mismo? 
¿Por qué te alejas de los trabajadores? 
Estas carencias y opresiones no durarán para siempre. 
Oh sol, debes hacer brillar tu luz en 
los patios de los trabajadores.https://www.alainet.org/es/articulo/214473

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