domingo, junio 22, 2025
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Tres textos de Ho Chi Minh en un nuevo aniversario de su natalicio.

ALGUNAS CONSIDERACIONES SOBRE LA CUESTIÓN COLONIAL
Ho Chi Minh
Lenin planteó claramente en su tesis sobre la cuestión colonial que:
“los trabajadores de los países colonialistas están moralmente
obligados a dar asistencia activa a los movimientos de liberación de los
países sometidos”.
Con este fin, los trabajadores de Francia deben estar enterados de lo que en
realidad es una colonia, deben estar al tanto de lo que ocurre ahí, y
conscientes del sufrimiento —mil veces más agudo que el suyo— que
soportan sus hermanos, los proletarios de las colonias. En una palabra,
deben interesarse en esta cuestión.
Desgraciadamente, todavía existen muchos militantes que piensan que una
colonia no es más que un país con mucha arena en el suelo y mucho sol en el
cielo, algunos cocoteros verdes, gente de color y nada más. Sin poner el
menor interés en la cuestión.


LA IGNORANCIA DE LOS NATIVOS
En los países colonizados —tanto en la antigua Indochina como en la nueva
Dahomey (Costa de Marfil)— la lucha de clases y la fuerza proletaria son
factores desconocidos por la sencilla razón de que no existen ni grandes
empresas comerciales o industriales, ni organizaciones de trabajadores.
En la mente de los nativos, bolchevismo —una palabra muy viva y expresiva
por la frecuencia con que la usa la burguesía— significa la destrucción de
todo o la emancipación del yugo extranjero.
El primer sentido que se le da a la palabra ahuyenta a la ignorante y
temerosa masa; el segundo, la lleva al nacionalismo. Los dos sentidos son
igualmente peligrosos. Solo una pequeña porción de la intelectualidad sabe
lo que significa comunismo.
6 “L’Humanité”, 25 de mayo de 1922

Pero esta gente pertenece a la burguesía nativa y respalda al burgués
colonialista y, por lo tanto, no tiene interés en que la doctrina comunista sea
entendida y divulgada. Por el contrario, como el perro de la fábula, prefiere
llevar la marca del collar y asegurar su pedazo de hueso.
Generalmente, las masas son bastante rebeldes, pero están completamente
desinformadas. Quieren liberarse, pero no saben cómo hacerlo.


PREJUICIOS
El mutuo desconocimiento de los dos proletariados suscita prejuicios.
Muchos trabajadores franceses miran a los nativos como seres humanos
inferiores e insignificantes, incapaces de hacer un análisis y de actuar. Los
nativos miran a los franceses como despiadados explotadores.
El imperialismo y el capitalismo no dejan de aprovechar esta mutua
suspicacia y esta jerarquía racial artificial para frustrar la propaganda
revolucionaria y dividir las fuerzas que deberían estar unidas.


FEROCIDAD DE LA REPRESIÓN
Si por una parte los colonialistas se muestran incompetentes en el desarrollo
de los recursos coloniales, por la otra, son maestros de la represión salvaje y
la fabricación de la lealtad hecha a la medida. Los Ghandi y los De Valera 7
, si hubieran nacido en una de las colonias francesas, ya hubieran sido
asesinados.
Un nativo militante, rodeado de todos los refinamientos de las cortes
marciales y especiales, no puede educar a sus hermanos oprimidos sin el
riego de caer en las garras de sus “civilizadores”. Ante estas dificultades,
¿qué debe hacer el Partido? Intensificar la propaganda revolucionaria para
superarlas.
7 Líder nacionalista irlandés (Nota a esta edición)


LAS MUJERES ANNAMITAS Y LA DOMINACIÓN FRANCESA

Ho Chi Minh

La colonización es en sí misma un acto de violencia del más fuerte contra el
más débil. Esta violencia se vuelve todavía más odiosa cuando se ejerce sobre
las mujeres y los niños. Resulta amargamente irónico ver que la
“civilización” —simbolizada en diversas formas, como libertad, justicia,
etcétera, por la gentil figura de una mujer y dirigida por una categoría de
hombres conocidos como los campeones de la galantería— inflige a su
emblema vivo el trato más innoble y la lastima vergonzosamente en sus
maneras, en su pudor y hasta en su vida.
El sadismo colonial es increíblemente amplio y cruel, pero nos limitaremos
aquí a recordar algunos casos vistos y descriptos por testigos insospechables
de parcialidad.
Estos hechos permitirán a nuestras hermanas occidentales darse cuenta de la
naturaleza de la “misión civilizadora” del capitalismo así como de los
sufrimientos de sus hermanas en las colonias.
A la llegada de los soldados —relata un colonial— la población huyó; solo
quedaron dos ancianos y dos mujeres: una señorita y una madre arrullando a
su bebé y llevando de la mano a una niña de ocho años.
Los soldados exigieron dinero, alcohol y opio. Como no podían hacerse
entender, se pusieron furiosos y tumbaron de un culatazo a uno de los
ancianos. Más tarde, dos de ellos, cuando llegaron ya borrachos, se
divirtieron durante varias horas quemando al otro anciano sobre una fogata.
Mientras tanto, los demás violaron a las dos mujeres y a la niña de ocho
años, y luego, fastidiados, mataron a la niña.
La madre pudo escapar con el bebé y escondida en un matorral, a unos cien
metros, vio torturar a su compañera. No supo por qué se llevó a cabo el
asesinato, pero vio a la muchacha acostada de espalda, atada y amordazada, y
a uno de los hombres que hundía lentamente, varias veces, la bayoneta en su
8 “Le Paria”, 1 de agosto de 1922
estómago y después la sacaba también con lentitud. Luego cortó un dedo de
la muchacha muerta para sacarle un anillo y su cabeza para robarle un collar.
Los tres cuerpos yacían sobre el suelo de un antiguo pantano: la niña
desnuda, la joven destripada con el brazo izquierdo erguido, apretando su
puño hacia el cielo indiferente, y el anciano, desnudo como los demás,
desfigurado por las quemaduras.

LA GUERRA Y LOS “NATIVOS”.
Antes de 1914 sólo eran sucios negros y sucios annamitas, y cuando más,
buenos para jalar “carritos” y recibir golpes de nuestros administradores.
Con la alegre declaración de la “nueva guerra”, se volvieron “los queridos
hijos” y “los bravos amigos” de los tiernos y paternales administradores y
gobernadores, más o menos generales. Los nativos fueron de buenas a
primeras promovidos al rango supremo de “defensores de la ley y la
libertad”.
Sin embargo, este honor repentino les costó bastante caro, pues para
defender esta ley y esta libertad de las cuales estaban privados tenían que
dejar inmediatamente sus arrozales y sus borregos, sus hijos y sus mujeres,
para cruzar los océanos, e ir a pudrirse en los campos de batallas de Europa.
Durante la travesía, muchos nativos, después de ser invitados al maravilloso
espectáculo de la demostración científica de cómo torpedear, se hundieron
entre las olas para defender la patria de los monstruos marinos.
Otros dejaron su pellejo en el poético desierto de los Balcanes,
preguntándose si la madre patria intentaba ingresar en el harén del turco
como primera esposa: ¿por cuál otra razón los habrían enviado a la muerte
en estos países?
Otro más heroicamente se dejaron asesinar a orillas del Marne o en el lodo
de Champagne, para regar los laureles de sus jefes con su sangre y para
esculpir los bastones de los mariscales con sus huesos.
Finalmente, los que trabajaban en la retaguardia en monstruosas fábricas de
pólvora, aunque no olían los gases asfixiantes de los “boches”, soportaban
los vapores rojos de los franceses, lo cual venía siendo lo mismo, porque los
pobres diablos escupían sus pulmones como si hubieran pasado por la
cámara de gas. En total, 700 mil nativos llegaron a Francia y ochenta mil de
ellos no volverían a ver el sol de su país.
9 Capítulo de “Proceso a la colonización francesa”, 1924
28


EL EJÉRCITO CONTRARREVOLUCIONARIO
Ho Chi Minh 10
Sabemos que una de las principales causas de la guerra imperialista de 1914-
1918 fueron las rivalidades colonialistas.
Todos los franceses se deberían dar cuenta que las expediciones colonialistas
son en gran parte responsables del agravamiento de la despoblación que está
sufriendo ahora su país. Si se miran las estadísticas de las bajas militares en
cuanto a muertos y heridos producidas en las colonias, asusta el vacío que ha
causado en una población en continuo descenso como es la de Francia.
¡Desde enero hasta junio de 1923, solamente en Marruecos, murieron o
fueron heridos 840 soldados para mayor gloria del mariscal Lyautey!
La clase obrera francesa debe darse cuenta que el colonialismo depende de
las colonias para derrotar todos los intentos de emancipación por parte de la
clase obrera. Habiendo perdido la confianza absoluta en los soldados
blancos, que están más o menos contaminados por la idea de las clases, el
militarismo francés utiliza en su lugar a nativos de Asia y África. De los 159
regimientos del ejército francés, 10 están formados por blancos de las
colonias, es decir seminativos, 30 por africanos y 39 por nativos de otras
colonias. De este modo, la mitad del ejército francés se recluta en las
colonias.
Actualmente un soldado annamita se enrola por cuatro años y un soldado
argelino por tres. Por ello, de acuerdo con los cálculos del militarismo
francés, dos soldados nativos cuestan casi lo mismo que cinco franceses.
Además, desconociendo el lenguaje y la política del país, pensando que todos
los blancos pertenecen a la raza de sus explotadores y espoleados por sus
superiores blancos, el soldado nativo marchará hacia adelante, sumisa y
ciegamente, allá donde el soldado francés, más consciente, pueda rehusar ir.
Ahí se encuentra el peligro.
Uno se pregunta por qué razón 31 de los regimientos nativos van a ser
estacionados en territorio francés. ¿Para qué propósito están destinados?
10 Publicado en “La Vie Ouvrière”, 7 de septiembre de 1923.
¿Van a ser civilizados los franceses por estos nativos? La intención del
capitalismo francés está clara. Corresponde a los obreros franceses actuar.
Deben fraternizar con los soldados nativos. Deben hacerles entender que los
obreros de la metrópoli y los soldados de las colonias están igualmente
oprimidos y explotados por los mismos amos, que todos ellos son hermanos
de la misma clase, y que cuando suene la hora de la huelga, unos y otros
tendrán que luchar contra sus amos comunes, y no entre hermanos.

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