A todas las trabajadoras y trabajadores de la tierra, manuales e intelectuales, en su Día.
Con el trabajo nuestra especie asumió a plenitud el dominio sobre la naturaleza y su condición humana, desarrolló la civilización y la posibilidad de una vida libre, plena y creativa para todos.
Con la explotación de los trabajadores las clases dominantes les han expropiado sus medios de producción y reservado para sí la mayor parte del producto social; instituyen sistemas jerárquicos y estratificados que oprimen a las mayorías, y crean monopolios de la ideología y la comunicación que engañan a los dominados para inducirlos a aceptar su condición de tale.
A las innumerables formas de explotación se añaden hoy en día la tercerización, para evitar que los verdaderos patronos asuman sus responsabilidades; la informalización, que asigna funciones en la cadena productiva a trabajadores que no son reconocidos como tales; la progresiva automatización que desplaza a los obreros; el inaceptable desnivel entre remuneraciones y costo de la vida; el repertorio de discriminaciones étnicas, culturales, nacionales, de género y de cualquier otra índole que los obligan a aceptar remuneraciones insuficientes y condiciones laborales insoportables.A los trabajadores, que han creado la civilización, les corresponde ahora hacerla justa, equitativa, no destructiva y compartida por todos, para reivindicación de las generaciones pasadas y disfrute de las presentes y venideras