La cumbre de la capital francesa «tiene como ambición tratar de abordar, a muy alto nivel, muchas agendas de manera integrada: la climática, la del desarrollo, la de la deuda externa, la de la salud pública mundial como derecho, entre otras»
París, Francia.–¿De qué va la Cumbre para un Nuevo Pacto Financiero Mundial, que desde ayer sesiona en esta ciudad y concluye hoy? Sobre ella y sus antecedentes, sus características y propósito un equipo de trabajo del sitio de la Presidencia abordó al profesor Antonio Romero, del Centro de Investigaciones de Economía Internacional de la Universidad de La Habana.
En noviembre pasado, con motivo de la Cumbre del Grupo del G20 y el final de la 27 Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP 27) –afirmó el experto–, el presidente francés Emmanuel Macron invitó a celebrar, en París, una reunión de alto nivel para discutir varios de los temas más relevantes que están afectando al mundo a partir de la crisis múltiple actual.
«La llaman “crisis en cascada”, en el sentido de que tiene múltiples dimensiones que simultáneamente provocan un empeoramiento de las condiciones de reproducción de muchos países, de importantes sectores sociales y, sobre todo, de naciones en desarrollo», aseguró el experto. Agregó que como antecedente de la cumbre está la Iniciativa de Bridgetown, promovida por la primera ministra de Barbados, Mia Amor Mottley, desde la COP 26.
En la 77 sesión de la Asamblea General de la ONU, en 2022, la líder caribeña dijo: «Debemos preguntarnos si no ha llegado el momento de revisar el acuerdo de las instituciones de Bretton Woods, que ya no sirven en el siglo XXI para lo que servían en el siglo XX, para lo que servían cuando atendían a una cuarta parte de los estados nación que ahora son miembros de esta augusta institución».
Aquella Iniciativa, comentó Antonio Romero, tenía como objetivo, básicamente, crear condiciones esenciales de transformación en la arquitectura financiera internacional para responder a las necesidades de los países más vulnerables al cambio climático, e indudablemente es un punto inicial a tener en cuenta para entender esta convocatoria.
Otro antecedente, que está en la base de la propuesta del mandatario francés, es el agravamiento de las condiciones de reproducción de la economía mundial, que ha conducido a un incremento notable de las críticas a la arquitectura financiera mundial y a un aumento de las preocupaciones con respecto al no cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) hasta 2030, consensuados en la ONU.
Como parte de los elementos que se discuten sobre esta propuesta, el académico sitúa «el hecho de que el programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) reconoció que, en el año 2022, nueve de cada diez países en desarrollo registran un deterioro en las condiciones de sus índices de desarrollo humano, por una caída de la expectativa de vida y por el ascenso de otros indicadores de pobreza».
La cumbre de la capital francesa «tiene como ambición tratar de abordar, a muy alto nivel, muchas agendas de manera integrada: la climática, la del desarrollo, la de la deuda externa, la de la salud pública mundial como derecho, entre otras», aseguró.
La idea de esta Cumbre, básicamente, intenta «configurar un nuevo contrato entre el Norte y el Sur para enfrentar los desafíos asociados al cambio climático y al desarrollo en un contexto de crisis múltiple».
Para ella se creó un comité internacional conformado por varios estados muy relevantes, Francia, Alemania, Emiratos Árabes, Estados Unidos, Sudáfrica, Brasil, pero también está la Secretaría de las Naciones Unidas, la Comisión Europea, el Fondo Monetario Internacional, el Banco Mundial, y la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), un club de países desarrollados que concentra a los principales donantes a nivel internacional.
«Es una cita ambiciosa. Lo más llamativo es que hay expectativas incrementadas respecto a los resultados que deberían obtenerse, no que se van a obtener, “que deberían obtenerse”», dijo, y agregó que su formato es un poco sui generis. Además del segmento oficial, hay paneles especializados y mesas redondas, un foro paralelo de la sociedad civil, que ha venido discutiendo y proponiendo muchas cosas interesantes, por supuesto, de una manera bastante heterogénea.
Explicó que «Cuba no puede dejar de estar presente, por lo que Cuba puede aportar, por su experiencia en términos de cooperación internacional y por su condición de presidente pro tempore del Grupo de los 77 + China, la coalición más importante de países en desarrollo dentro de la comunidad internacional».
En torno a los beneficios que puede arrojar esta cumbre, Romero expresó que hay que racionalizar las expectativas de este tipo de eventos. Nada ocurre de shock, pero creo que pueden esperarse algunos resultados, aunque no los óptimos, observó.
«El primero es el resultado político, hay un reconocimiento de que estamos en presencia de una crisis muy severa, y que se requiere de una respuesta al Sur global. Eso es ya es un reconocimiento importante», apuntó.
«¿Qué se va a lograr en París? Es muy difícil hacer pronósticos. Uno de los temas más importantes que requieren los países en desarrollo es la disponibilidad de recursos financieros para hacerle frente al cambio climático, a la crisis, a las demandas sociales crecientes, a lo que tienen que hacer para cumplir con los Objetivos de Desarrollo Sostenible, que parece ser no se van a alcanzar y requieren de recursos financieros.
«Muchos hablan de que se necesita una reforma sustancial de los organismos financieros multilaterales, pero hay algunos países, la mayoría de la Unión Europea, que están diciendo que hasta que se llegue allá, ellos están dispuestos a reasignar una parte de los derechos especiales de giro que le asignó el Fondo Monetario Internacional, como parte de un proceso que ocurrió el año pasado de asignación de liquidez internacional, a partir de la disponibilidad del derecho especial de giro para todos los países miembros del fmi, pero ese es un tema complejo.
«Los países europeos dijeron que en este contexto están dispuestos a reasignar algunos de los derechos especiales de giro que forman parte de sus reservas internacionales como miembros del Fondo Monetario Internacional, para que los países pobres que presenten las situaciones de mayor vulnerabilidad, puedan disponer de más liquidez, pero el Banco Central Europeo está diciendo que eso es imposible por restricciones legales», valoró el académico.
«Otro de los temas de discusión es la búsqueda de lo que se ha dado en llamar mecanismos financieros innovadores. Se está hablando ya no de los créditos tradicionales, de los flujos tradicionales, sino del establecimiento de determinados impuestos internacionales para ayudar al desarrollo: impuestos al transporte aéreo, al transporte marítimo. Esto tiene detractores, hay sectores en contra de ese tipo de normas, unos legítimos y otros con no tanta legitimidad».
En París se manejará el tratamiento de la deuda externa de los países pobres, subdesarrollados, sobre todo de los más vulnerables al cambio climático. Es un tema fundamental para las naciones del Caribe y otros pequeños estados en desarrollo.
«Hay propuestas de que ante determinada afectación de emergencia climática o de afectaciones muy fuertes por el cambio climático, se establezcan cláusulas de condonación de parte de la deuda externa de los países pobres altamente afectados por el cambio climático».
En este sentido, sobre Cuba dijo que es algo singular «porque somos un país bloqueado, por la potencia más poderosa del mundo, y por su mercado natural, que es el propio Estados Unidos. No forma parte de las instituciones financieras multilaterales, ni del fmi ni del Banco Mundial, pero hay opciones que no pueden desdeñarse y que se pudieran aprovechar».
«Está el tema del llamado financiamiento verde. Cuba aporta mucho a países en desarrollo y tiene una experiencia en asistencia técnica, por ejemplo, en el marco de la Asociación de Estados del Caribe, para todo lo que tiene que ver con el enfrentamiento al cambio climático, el enfrentamiento a la erosión costera, que es uno de los temas más importantes para todos los países de la cuenca del Caribe. Es líder para la cooperación con esas naciones, en la cooperación de Salud Pública, y creo que eso, junto con algunas opciones que hay en términos de financiamiento, si se modifican algunos de los elementos que no son de condicionalidad, pero que son restrictivos al momento de tener acceso al financiamiento verde, pudieran beneficiar a Cuba».
Al preguntarle por qué Francia se puso al frente de esta Iniciativa, argumentó que son varios los elementos. Primero, el compromiso multilateral más importante sobre cambio climático, es el Acuerdo de París. Por otro lado, si bien entre la Unión Europea y Estados Unidos existen muchos temas en común, también tienen diferencias, y una de ellas es todo lo que tiene que ver con el compromiso medioambiental.
«El presidente Trump sacó a Estados Unidos del Acuerdo de París, y el Acuerdo de París, en última instancia, para que fuera acuerdo, tenía que tener a Estados Unidos dentro, porque es uno de los dos países más contaminantes del mundo, y sin un compromiso de Estados Unidos, el Acuerdo de París sería imposible.
«Europa, por múltiples razones, ha logrado un elevado nivel de conciencia social respecto al cambio climático; ha hecho un esfuerzo por conciliar el concepto de que si bien hay que asumir compromisos que son universales, estos también tienen que ser diferenciados.
Cuando se analiza la propuesta de la primera ministra de Barbados, Mia Mottley, acogida por muchos de los pequeños estados insulares en desarrollo, aunque su punto inicial es el cambio climático, implica toda una serie de propuestas que trascienden el tema medioambiental y hablan de una nueva arquitectura financiera internacional. La idea de esta Cumbre de París es incorporar a todas las agendas en un compromiso único, en un nuevo pacto financiero global, lo cual es aplaudible, pero difícil, sostuvo Romero.
Fuente. Granma