Ellos, que tanto hablan de “lavado de cerebro”, lo tallan y lo lavan de forma tal que privan al ser humano de su mayor tesoro: la capacidad de pensar.
Cuando surgieron, los medios de difusión masiva se apoderaron de las mentes y gobernaban no sólo sobre la base de mentiras, sino de reflejos condicionados. No es lo mismo una mentira que un reflejo condicionado. La mentira afecta el conocimiento; el reflejo condicionado afecta la capacidad de pensar. Y no es lo mismo estar desinformado que haber perdido la capacidad de pensar, porque en tu mente predominen los reflejos: “el socialismo es malo, el socialismo es malo, te quita la patria potestad, te quita la casa, te quita la mujer.” Y todos los ignorantes, todos los analfabetos, todos los pobres, todos los explotados repitiendo: “El socialismo es malo, el socialismo es malo.” Así se enseña a hablar a los loros, a bailar a los osos e inclinarse respetuosos a los leones.
¿Por qué vamos a aceptar que circule aquí un periódico contrarrevolucionario?
Si usted llama libertad de prensa al derecho de la contrarrevolución y de los enemigos de Cuba a hablar y a escribir libremente contra el socialismo y contra la Revolución, calumniar, mentir y crear reflejos condicionados, yo le diría que no estamos a favor de esa “libertad”. Mientras Cuba sea un país bloqueado por el imperio, víctima de leyes inicuas como la Helms-Burton o la Ley de Ajuste Cubano, un país amenazado por el propio Presidente de Estados Unidos, nosotros no podemos dar esa “libertad” a los aliados de nuestros enemigos cuyo objetivo es luchar contra la razón de ser del socialismo.
¿Unos medios libres serían considerados incompatibles con la Revolución?
En esos medios “libres”, ¿quién habla? ¿De qué se habla? ¿Quién escribe? Se habla lo que quieren los dueños de los periódicos o de las emisoras de televisión. Y escribe quien ellos deciden. Usted lo sabe bien. Se habla de “libertad de expresión”, pero en realidad lo que se defiende fundamentalmente es el derecho de propiedad privada de los medios de difusión masiva. Aquí, en Cuba, se lo digo con franqueza, no existe la propiedad privada de esos medios. Pero las distintas organizaciones de masas disponen de sus propios medios: los estudiantes tienen el suyo, los obreros, los sindicatos, los campesinos, hasta los militares. Todo el mundo tiene su órgano de información, y créame que publican con mucha libertad lo que creen conveniente publicar.
¿Dónde está el espíritu crítico en la prensa de tantos países que pretenden ser más democráticos que nosotros?
No enseñan a leer y a escribir a las masas, gastan un millón de millones en publicidad cada año para tomarle el pelo a la inmensa mayoría de la humanidad, convirtiendo a los seres humanos en personas que, al parecer, no tuvieran siquiera capacidad de pensar, porque las hacen consumir productos que son el mismo con diez marcas diferentes, y tienen que engañarlas, porque ese millón de millones no lo pagan las empresas, lo pagan aquellos que adquieren los productos en virtud del impacto enajenante de la publicidad. Aquél compró Palmolive, el otro Colgate, el otro jabón Candado, sencillamente porque se lo dijeron cien veces, se lo asociaron a una imagen bonita y le fueron sembrando, tallando el cerebro. Ellos, que tanto hablan de “lavado de cerebro”, lo tallan y lo lavan de forma tal que privan al ser humano de su mayor tesoro: la capacidad de pensar.
¿Cuánto se podría hacer con el millón de millones de dólares que se despilfarran en publicidad?
¿Van a hablar de “libertad de expresión” en países que tienen un 20 o un 30 por ciento de analfabetos totales, y un 50 por ciento de analfabetos funcionales? ¿Con qué criterio, con qué elementos incluso, opinan, y dónde opinan? Si cuando mucha gente culta e inteligente quiere publicar un artículo, no hay manera de que salga a la luz, lo ignoran, lo aplastan, lo desacreditan. Se han convertido esos grandes medios en instrumentos de manipulación.
Se han convertido esos grandes medios en instrumentos de manipulación.
Nosotros los poseemos y usamos tales medios para educar, para desarrollar los conocimientos de los ciudadanos. Esos instrumentos desempeñan un papel en la Revolución, han creado conciencia, conceptos, valores, y eso que no los hemos empleado de forma óptima. Sabemos, sin embargo, lo que pueden, y conocemos lo que puede lograr la sociedad en conocimientos, cultura, calidad de vida y paz con el empleo social de esos medios.
Nosotros soñamos con otra libertad de prensa, en un país educado e informado, en un país que posea una cultura general integral y pueda comunicarse con el mundo.
No vamos a creer la fábula de que esos medios en Occidente están destinados a crear valores de solidaridad, sentimientos de hermandad, fraternidad, espíritu de justicia. Exponen los valores de un sistema que por naturaleza es egoísta e individualista. Mientras más preparación tiene una persona mejor comprende que los problemas de este mundo, cada vez más complicados, no se resolverán mediante formas de sociedad enajenantes e irracionales.
La verdad, la ética, que deberían ser el primer derecho o atributo del ser humano, ocupan cada vez menos espacio en esos medios.
Tomado del libro Cien Horas con Fidel.