Por Juan Eduardo Romero Jiménez.
Las recientes declaraciones de la Vicepresidenta de la República Bolivariana de Venezuela, Dra. Delcy Rodriguez, dejan abierta la posibilidad para que la República Cooperativa de Guyana, a través de su presidente Irfan Alí desarrolle un escenario de Guerra proxy o Guerra Sustitutiva, contra nuestro país.
El Gobernante Guyanés viene a darle continuidad a una línea discursiva inaugurada en el año 2014-2015 por el ex Presidente David Granger, un ex militar formado en la doctrina de Seguridad y Defensa de Inglaterra, quién apertura las relaciones –muy cercanas- con Inglaterra y la Exxon-Mobil, en torno a las posibles reservas en un área aún no delimitada.
Han desarrollado desde entonces, una actividad frenética en ese espacio – violentando todas las normas internacionales, de resolución de conflictos pacíficamente- y que han derivado en descubrimientos de reservas de hidrocarburos que superan los 8 mil millones de barriles, con estimaciones que esperan producir 750.000 barriles diarios para este año 2025.
El accionar de esta trasnacional, debe ser vista en una doble vertiente. Por un lado, muestra la articulación de los llamados Imperialismos Colectivos (EEUU y sus aliados) por el control de las fuentes energéticas a futuro, que además debe ser ubicadas en el marco de las tensiones globales derivadas de la asociación entre China-Rusia y el impulso, en términos de producción y actividad comercial mundial que conlleva; que se transforman en una amenaza a la hegemonía económica que los EEUU y los Imperialismos Colectivos han construido, desde la finalización de la II Gran Guerra en 1945. Por el otro, es un esfuerzo de posicionarse en un espacio geopolítica clave, para generar una menor dependencia, en términos de seguridad energética, ante los posibles escenarios de tensión en la zona del Golfo Pérsico, entre EEUU y sus aliados, que amenaza – de producirse un acontecimiento bélico en la zona- con impedir el tránsito de buques cargados de petróleo proveniente de los países del Golfo, que proveen el 55% de las reservas mundiales de petróleo, estimadas en unos 728.000 millones de barriles.
En este escenario de tensiones globales, entre súper potencias (RUSIA-CHINA-EEUU-
INGLATERRA), se coloca a Venezuela como parte de este tensionamiento, que obedece a otros elementos que debemos considerar. El primero, es la posición geoestratégica de nuestro país en este contexto: la cercanía a los principales centros refinadores de EEUU (5 días) así como la proximidad con el Canal de Panamá, le otorga un valor en términos de metaestrategia, entendida como un conglomerado de asuntos de paz, amenaza y guerra. En segundo lugar, poseer las mayores reservas probadas de hidrocarburos (303.806 millones de barriles), que en comparación con las reservas probadas de EEUU (48.3 mil millones de barriles), arroja una gran diferencia, más aún si la vemos en comparación con las reservas de otras potencias como es el caso de Inglaterra (1.500 millones de barriles), o Francia (83 millones de barriles). Tal como se desprende de estas cifras, tres de las más importantes potencias occidentales no llegan ni siquiera a aproximarse a las reservas de nuestro país. En tercer y último lugar, la posición de defensa de la determinación soberana de Venezuela, de usar estratégicamente los recursos de hidrocarburos para el desarrollo y prosperidad de los venezolanos, sin ceder a las presiones e intereses de las trasnacionales del petróleo, nos convierte en “una amenaza inusual y extraordinaria” (tal como lo señalo el decreto Obama de 2015).
EL PAPEL DE GUYANA EN UN ESCENARIO DE TENSIÓN GLOBAL CONTRA VENEZUELA.
La República Cooperativa de Guyana, está siendo perfilada por los Imperialismos Colectivos como un país tapón, en términos geopolíticos, entendido como un país pequeño que sirve de contención entre las disputas de las superpotencias. Sin embargo, este concepto ha tenido variaciones, y sostenemos que entre esos cambios se encuentra el caso de Guyana, que sirve de “contención” ante el impacto (y las asociaciones) que han sido impulsadas por la Geopolítica Independiente – y no alineada- que adelanta Venezuela, desde los inicios del Gobierno del Presidente Hugo Chávez (1998-2013) y que ha sido continuado por el presidente Nicolás Maduro (2013-2025).
La progresiva penetración de las instancias de poder en Guyana, por el financiamiento para nada encubierto de trasnacionales como la Exxon-Mobil, demuestra como las corporaciones, muy ligadas a los grupos de poder en EEUU e Inglaterra, han decidido utilizar a este país vecino de Venezuela, como una base de operaciones para la desestabilización de la revolución Bolivariana. El proceso que adelanta Guyana debe ser visto dentro de los categorías: Guerra proxy y Zona Gris.
Por Guerra proxy, debemos entender la acción de emplear a un país, para ejercer una agresión contra otro. Normalmente las Guerras Proxy o por delegación, fueron un vehículo primordialmente empleado durante la Guerra Fría (1945-1991). En ellas, las potencias empleaban a otro país para ejecutar su disputa geopolítica. Los ejemplos de Afganistán, Vietnam, Corea, son sólo algunos casos dados en el siglo XX, pero hoy tenemos el caso de Ucrania y Siria, como formas más exactas para comprender su significado.
Cuando se habla de Zona Gris, debe entenderse como una situación en el marco de Guerras Híbridas, caracterizadas por la vulnerabilidad, la inestabilidad, la incertidumbre y la ambigüedad. En este caso, se caracteriza por el empleo de interferencias, uso de medidas comerciales, que si bien no buscan causar una situación de guerra, sí son empleadas para generar una situación de caos general, que amerite – o facilite- otro tipo de acciones.
Entre ambas categorías debemos ver a Guyana. Por una parte, los recientes apoyos y pronunciamientos del Comando Sur, inmiscuyéndose en la disputa territorial con nuestro país, muestra una especie de mecanismo de “disuasión” sobre la base del poderío militar que tienen los EEUU. Por otra parte, la intervención de la Exxon-Mobil, usando sus cuantiosos recursos financieros para impulsar la acción agresiva de Guyana, permite entender la práctica derivada de la utilización del vecino país para agredir a Venezuela.
La más reciente acción en este marco conceptual, está relacionada con la denuncia hecha por la Vicepresidenta de Venezuela, con respecto a la intervención directa de los EEUU y la Exxon-mobil en las decisiones del Gobierno de Trump de suspender las acciones de explotación que venía realizando la Chevron en Venezuela, y que aportaban importantes recursos económicos al país. Al respecto es de resaltar el papel de un importante asesor de seguridad en los Gobierno de Bush, Juan Zarate, quién además funge como miembro de la National Endowment form Democracy (NED), que ha venido financiando a la oposición que ha pretendido impulsar e imponer una agenda violenta, con el objetivo de forzar un cambio de régimen en el país. Zarate está señalado de ser uno de los asesores del ex representante Marcos Rubio, actual Secretario del Gobierno de Trump y un denodado y prominente lobbysta contra Venezuela. Ambos han sido señalados por Delcy Rodriguez, como responsables directos de la decisión de suspender las licencias especiales de la OFAC a Chevron, que tiene importantes inversiones en el país, vinculadas principalmente a la extracción de petróleo.
Se trata de acciones enmarcadas en el esfuerzo de generar una situación de caos, tal como lo han planteado en los manuales de intervención del Departamento de Estado y el departamento de Guerra de EEUU, así como también actores como Gene Shard.
Hay que insistir, que estamos en un contexto donde estas últimas jugadas, que incluyen a importantes actores de la política del actual Gobierno de Donald Trump y que ejecuta paralelamente el Gobierno de Guyana, se enmarcan en las posibles implicaciones que puede tener para el futuro geopolítico de la región, los procesos políticos que se darán próximamente en Venezuela. Nos referimos a la convocatoria de una Reforma Constitucional, que busca adecuar la Constitución aprobada en 1999 a las nuevas situaciones económicas e institucionales de la Venezuela actual, pero también se encuentra relacionada con las venideras elecciones para Diputados de la Asamblea Nacional de Venezuela y Gobernadores.
Ante la posibilidad, que el Gobierno de Nicolás Maduro y las fuerzas aliadas que lo apoyan, logre una mayoría importante, producto de las propias divisiones y peleas de la oposición, los EEUU se ve en la necesidad de actuar, de diversas formas para procurar evitar ese escenario. Lo que se está jugando en Venezuela, está íntimamente relacionado con las situaciones de cambio, en lo que denominamos espacio y tiempo geopolítico. Por espacio geopolítico, entendemos la localización y cambios en las estructuras del Estado en su relación con los centros hegemónicos y estructurantes de relaciones de dominación mundial. Por tiempo geopolítico, definimos la relación del Estado con otros Estados, no necesariamente los actores dominantes.
Nosotros representamos un papel importante en ambas categorías de análisis y por ello, las acciones de agresión contra el país. Sin embargo, con El Libertador Simón Bolívar decimos “pueblos libres, vencen Imperios Poderosos”(1819, carta de Bolívar al encargado norteamericano de negocios).