Cuando permanece la narrativa de la escasez de un producto en la psiquis de los que interactúan en un mercado determinado, inmediatamente se encienden las alarmas y el comportamiento de esos actores se enfoca en comprar el producto tanto que se pueda y acumular.
De cierta manera, el mercado petrolero, con su particularidades, experimenta un comportamiento similar.
Si bien la producción de petróleo global en este último par de años se vio afectada considerablemente por la pandemia de Covid-19, la tendencia luego de 2020 reflejó un aumento con miras a alcanzar el punto de recuperación conforme a la demanda, es decir, previo a la pandemia.
La narrativa de escasez de petróleo se aplica lo suficiente en el relato de la energía verde o en el de la transición energética, que hasta ahora no es más que continuar con el mismo sistema extractivista pero orientado a minerales estratégicos.
Las reservas probadas mundiales de este importante recurso se convierten en un factor importante al momento de tomar decisiones geopolíticas y empezar a maniobrar. Así que la ubicación de las grandes reservas de ese preciado recurso -y del gas también- resulta perturbador para los países consumidores de petróleo, como Estados Unidos y la mayoría de Europa occidental, que deben acelerar acciones desesperadas a fin de buscar otras fuentes.
Se sabe que tales reservas en inmensas cantidades, y para hacer uso de ellas por millones de años, están ubicadas en países que no comulgan del todo, o mejor dicho, no se arrodillan ante esa facción occidental. Por eso, aquellos deben correr para librarse de la llamada dependencia energética.
El pasado 18 de mayo, la Administración de Información de Energía (EIA, sus siglas en inglés) publicó un informe semanal sobre los inventarios comerciales de petróleo crudo de Estados Unidos, registrando que el inventario estaba un 14% por debajo del promedio de cinco años para esta época de 2022, que corresponde al arranque del verano.
Los inventarios caen porque la producción se ralentiza, siendo un movimiento discrecional, tomando en cuenta que esta semana el petróleo Brent alcanzó el precio de los 120 dólares por barril, en un contexto geopolítico donde las medidas coercitivas unilaterales de Occidente contra la irreemplazable industria energética de Rusia crean ciertas condiciones de incertidumbre y volatilidad en el mercado.
La industria petrolera rusa en el mercado mundial es demasiado grande y fundamental para restringir su total exportación.
La producción y la existencia física del petróleo son aristas distintas, pues tomando en cuenta el conocido peak oil de Hubbert, cuyo vaticinio era que Estados Unidos alcanzaba su pico de producción de crudo en los años 70, para ese entonces la industria petrolera aún estaba en su infancia técnica, debido a que la producción de petróleo provino de los llamados campos petroleros «elefantes», que son yacimientos de petróleo crudo de fácil acceso.
Pero esto cambió los siguientes años hasta la actualidad, con la innovación y tecnología que han hecho posible la extracción de petróleo de yacimientos menos accesibles, como aquellos yacimientos no convencionales, esquistos bituminosos, petróleos pesados, etc.
Entonces, más allá de hablar de escasez, el término «acceso» sería más pertinente. Al aplicar «sanciones» de compra y venta de productos energéticos se limita el acceso y distribución del producto, y en adelante, los precios aumentan.
También así lo comentaba el príncipe Faisal bin Farhan al-Saud en el Foro Económico Mundial en Davos:
«Hasta donde sabemos, no hay escasez de petróleo. El problema son los productos refinados, que es algo que está más relacionado con la falta de inversión en el último año y medio a dos años en refinación capacidad».
Toda maniobra hecha hoy en el tablero geopolítico orbita en las razones de acceso al valioso recurso. Petróleo hay y mucho, solo que algunos actores como Estados Unidos quieren imponer sus reglas a conveniencia: apoderarse de los campos petrolíferos, monopolizar el mercado al dólar, restaurar su propia prosperidad y reducir a Europa y Japón al vasallaje.
En resumen, cualquier recurso energético, sobre todo el petróleo, así como lo fue años atrás, seguirá determinando la correlación de fuerzas en el tablero geopolítico. Será o es en este momento, junto al gas, un factor decisivo para determinar el nuevo panorama de las relaciones internacionales. Una de las razones es que los Estados productores se han expandido en los mercados, generando presencia en el mapa global y los Estados importadores de petróleo cada vez más dependientes.
A modo de cierre, este lunes 30 de mayo en Bruselas, la Unión Europea aprobó un «embargo parcial» al petróleo ruso que eliminará cerca del 90% de sus importaciones desde este país a fin de año, apartando de este acuerdo a Hungría para evitar el veto a la decisión.
Esta «cortina de hierro» que impone Europa ejercería aún más presión alcista sobre los precios actuales y la inflación general. Sigue siendo inaudito el desastre táctico en las decisiones del bloque europeo, porque también se ha intensificado la competencia en la compra por otras fuentes del gas natural licuado (GNL) por cisternas para evitar el acceso del gas ruso por los gasoductos, pero los camiones cisternas necesitan combustible.
La refinación, por otro lado, es un problema debido a la pérdida de capacidad como resultado de los problemas financieros en 2020. Esa capacidad de refinación nunca volverá. A su vez, ahora hay una ventana hasta que la demanda de combustible caiga a fines de esta década.
Los reemplazos petroquímicos también están en el horizonte. Ya con la prueba de concepto, varias empresas aún privadas planean invertir para llegar a la escala de fabricación. Claro, tomará más de una década para que las diferentes materias primas se afiancen, pero existen proyecciones mercantiles de que se irán desgastando en un plazo de 10 años paroximadamente.
Esto quiere decir que, una vez ocurra este afianzamiento, provocará caídas vertiginosas en los negocios petroquímicos.
Y ¿ahora? Bajo esta marcha, los precios del crudo seguirán subiendo, obligando a algunos inversionistas a buscar recursos más baratos. El reacomodo del sector es inminente.
Fuente: Misión Verdad