Las acusaciones irrazonables de la cumbre de Estados Unidos contra el presidente constitucional de Venezuela, Nicolás Maduro, indican la clara intención de Donald Trump de crear un pretexto para justificar una intervención militar injustificada contra la Revolución Bolivariana.
Las acusaciones arbitrarias e inventadas se remontan al comportamiento histórico del sistema capitalista contra todas aquellas fuerzas sociales que, en defensa legítima de la soberanía de sus pueblos, cuestionan la dominación imperial, en varios momentos de la historia. Ya han dicho que «los comunistas comieron niños pequeños».
Ahora, arbitrariamente, inventan que todos los enemigos están vinculados al narcotráfico, cuando, por supuesto, son los gobernantes estadounidenses los que se entrelazan con la producción y el comercio de drogas. El gobierno iraní, que ha derrotado las agresiones de Estados Unidos contra la Revolución iraní durante 41 años, ya ha denunciado y presentado pruebas de que la producción y el tráfico de opio ha aumentado en Afganistán desde la ocupación militar estadounidense de ese país. Nunca fue negado. Del mismo modo que nunca se ha negado que EE. UU. Sea el mercado de consumo de drogas más grande del mundo.
Al dirigir sus amenazas contra los líderes de la Revolución Bolivariana, los halcones del Pentágono quieren revivir el negocio de la guerra, en un momento en que la única guerra justificable es la guerra contra el Coronavirus, que requiere recursos estatales centrados en la estructura de la salud, el equipo del hospital. .
Justo cuando la Revolución Bolivariana da ejemplos nobles de dar prioridad a la vida de los trabajadores, pagando salarios a todos para que se queden en sus hogares, sabiendo el efecto social que comunica tal medida, el imperio, inmerso en la trágica y descontrolada contaminación masiva de los ciudadanos del país. Estados Unidos, pone en primer lugar su adicción a la guerra, el negocio de las armas, la presa de la riqueza de los demás (petróleo).
Para los EE. UU., es inaceptable que un gobierno, elegido por voto popular, apoyado por las masas bolivarianas, unido a las Fuerzas Armadas, defienda a costa de su propia vida la soberanía de la patria de Bolívar y, siguiendo el ejemplo vivo e inapelable de Hugo Chávez, , movilizar y armar a todo un pueblo para la defensa, no solo del Petróleo Nacionalizado, sino también de políticas transformadoras, implementadas democráticamente, para construir una Patria Socialista, negándose a ser una colonia.
Para los luchadores sociales de todos los continentes, especialmente los latinoamericanos, es un deber estar preparados para defender la Soberanía de la Venezuela Bolivariana, apoyando en todos los países las Razones para la Revolución Bolivariana y las ideas de Bolívar y Chávez, asumidas por ¡Nicolás Maduro, con la fuerza del voto popular, pero consolidado en la Unidad Cívico-Militar!
Beto Almeida, periodista / Brasil
