Entrevista a Luciano Vasapollo y Rita Martufi por N. Galiè
Hoy, 9 de agosto, se cumple el 75 aniversario de la bomba atómica lanzada por los Estados Unidos sobre Nagasaki, que exterminó a decenas de miles de inocentes, entre ellos mujeres, niños y ancianos. El 6 de agosto, la ciudad de Hiroshima, que también en ningún caso podía considerarse un objetivo militar, tuvo la misma suerte. Se tratan sin duda de crímenes contra la humanidad, que el mundo sigue teniendo dificultades para reconocer a causa de la dominación económica, financiera y, sobre todo, militar, si bien cada vez más contrastada, de los Estados Unidos. También por este motivo, la Red de intelectuales y artistas y movimientos sociales en defensa de la humanidad (REDH) ha querido declarar el 9 de agosto Día internacional de los crímenes contra la humanidad. Este año se celebra la cuarta edición – la primera fue en 2017 – con iniciativas, debates y profundizaciones en todo el mundo. El Farodiroma, que se adhiere a esta jornada de reflexión y participación, quiso entrevistar a Luciano Vasapollo, economista y docente universitario – entre los fundadores en Caracas en 2004 de REDH, junto a los Comandantes eternos Fidel Castro y Hugo Chávez – y Rita Martufi, directora del CESTES (Centro de Estudios de la Unión Sindical de Base), que coordinan y dirigen desde su fundación el Capítulo italiano de la Red de intelectuales y artistas en defensa de la humanidad. Se trata de uno de los Capítulos más activos a nivel mundial, ya que ha apoyado la causa antiimperialista a través de innumerables conferencias, debates, iniciativas editoriales y científicas, pero también iniciativas musicales.
Luciano Vasapollo, Rita Martufi, ¿qué es la Red de intelectuales y artistas en defensa de la humanidad?
REDH nació en 2004, en Caracas, de una idea de Fidel y Chávez para poder construir una red que se mueve sobre el terreno antiimperialista. Un terreno, esto queremos subrayarlo, abandonado por las fuerzas de la izquierda “tradicional”, que después de la guerra fría se adhirió a la falsa ideología del fin de la historia. Una ideología que las guerras, la crisis económica estructural del capitalismo y ahora la pandemia, mal dirigida en algunos países del llamado primer mundo, han desacreditado definitivamente. La Red se propone ciertamente denunciar el terrorismo que el imperialismo practica en una multiplicidad de formas, cada vez más insidiosas. Tenemos sin duda guerras – el bombardeo de Yugoslavia, la invasión de Afganistán e Irak para dar algunos ejemplos – pero también las sanciones y los bloqueos económicos, como en Cuba, Venezuela, Nicaragua e Irán, que causan hambre y sufrimiento. Tenemos sanciones financieras que afectan a la vida de las personas. Recientemente, tratamos de curar a niños venezolanos enfermos de leucemia, utilizando el Policlínico de Roma con el beneplácito de la Cruz Roja. Pero Venezuela, que tenía la posibilidad de pagar, no pudo hacerlo porque los circuitos financieros estaban bloqueados a causa de las sanciones. Además, no olvidemos otros tipos de conflictos, como el conflicto entre capital y trabajo, en un mundo en el que las desigualdades y las nuevas pobrezas son los únicos factores que crecen. Nos enfrentamos, además, al terrorismo mediático masivo, con una información que distorsiona y manipula los hechos, construyendo una opinión pública dispuesta a aceptar cualquier cosa. Se trata de una situación gravísima en la que la contrainformación se convierte en un elemento fundamental de defensa. Nos remitimos a las enseñanzas fundamentales dadas tanto por los pueblos que luchan contra el imperialismo como por figuras históricas, como Marti, Gramsci, Che Guevara, Fidel y Chávez que se pusieron siempre del lado de los subalternos. Aquí quisiéramos recordar lo que Lenin dijo sobre la organización del partido, subrayando que el proletariado podía dirigir su revolución bajo la bandera del partido, que organizaba la lucha tanto ideológicamente como en la práctica.
Se trata de una intuición importante, que se relaciona con el papel de los intelectuales, cuya tarea, además, es la de formar al pueblo como clase dirigente. Esto es análogo a lo que decía José Marti, un punto de referencia para la causa antiimperialista, que consideraba esencial el apoyo popular para la causa revolucionaria. Cuanto más participe democráticamente el pueblo en el proceso de liberación, más fácil será encontrar caminos de lucha que estén marcados por la democracia y la justicia. Hoy es el día en que la REDH recuerda, a nivel mundial, los crímenes de los Estados Unidos contra la humanidad. También Marti, este héroe de la lucha de independencia de Cuba en el siglo XIX contra España, había intuido la amenaza que representaba la potencia militar norteamericana. Había comprendido totalmente el peligro que amenazaba a América Latina, que se encontraba (y se encuentra) en el límite del poder imperialista, del que provienen sus enormes ambiciones expansionistas.
¿Quién es la REDH?
Podemos mencionar, como ya hemos dicho, a los fundadores: figuras épicas, como Fidel y Chávez, que habían comprendido la importancia de crear conciencia sobre los crímenes del imperialismo. Estaban liderando países bajo ataque permanente, como lo están ahora. Tenemos personalidades muy importantes, como el sociólogo argentino Atilio Boron y el Presidente de Casa de las Américas, Abel Prieto. La REDH recuerda los ideales de independencia y autodeterminación de los pueblos, viendo en la liberación del Sur global un elemento imprescindible para la coexistencia pacífica y armoniosa en la tierra. Se trata de una organización que reúne a muchísimos jóvenes, pero también a figuras importantes del mundo cultural. Tenemos el apoyo de Premios Nobel de la Paz como Pérez Esquivel y personalidades carismáticas como Frei Beto. A pesar de la orientación marxista, a la que nos referimos, sobre la base de Marti hemos comprendido la necesidad de ampliar lo más posible el horizonte. Si bien es imprescindible eliminar el juego colonial, que se basa en la explotación de las periferias por el centro, también debemos reconocer la importancia absoluta de profundas reformas económicas y políticas para organizar una verdadera emancipación. Hay que construir ejemplos, sobre la base de la lucha antiimperialista y de la solidaridad internacional. Aún aquí vuelve el horizonte amplio de Marti, que había comprendido cómo la lucha en el Caribe, en su Cuba, debía estar vinculada a toda América Latina. Hoy no es suficiente ser testigos de los crímenes y genocidios perpetrados por el imperialismo en Palestina en Irak, por ejemplo, o por el terrorismo de Estado, o por la guerra económica como el bloqueo contra el pueblo revolucionario cubano. Hay que organizar una verdadera batalla de contratendencia, para hacer comprender a las personas que el desarrollo y el bienestar no pueden separarse del ideal de un mundo más justo, en el que todos los pueblos tienen derecho a existir.
¿Y qué puede decirnos sobre el Capítulo italiano, uno de los más activos a nivel internacional?
Nosotros, como Capitolo italiano de REDH, hemos organizado a lo largo de los años y seguimos organizando muchísimas iniciativas. Al Capítulo italiano se adhieren muchísimos académicos, intelectuales militantes y varias asociaciones, entre las cuales quisiera recordar los periódicos Contropiano y Farodiroma, la Asociación para un periodismo de Paz Virginio Rotondi, la Red de los Comunistas, la organización juvenil Noi Restiamo, el CESTES, Centro de Estudios de la Unión Sindical de Base – un sindicato de contratendencia miembro de la Federación Sindical Mundial – el Laboratorio Europeo para la crítica social. Pero también la Asociación Revista “Nuestra América”, la revista “Proteo” y la Asociación Marxista Política y Clase. Como ven, se trata de una constelación variada de organizaciones y asociaciones, que se refieren tanto al marxismo como al cristianismo de base, que identifican en la lucha antiimperialista un factor imprescindible para la mejora de la condición humana. El Capítulo italiano de la Red organiza para la jornada de hoy reuniones, movilizaciones, sit-in, llamamientos en las principales ciudades italianas, como Roma, Turín, Milán, Bolonia y Frosinone. A estas iniciativas, a pesar del clima estival, vemos la gran participación de pueblo, sobre todo jóvenes, que reconocen la importancia de la solidaridad. Proponemos actividades de justicia y paz, a través de muchísimos instrumentos culturales. A lo largo de los años no sólo hemos organizado muchas iniciativas en toda Italia, sino que, por ejemplo, con respecto a los Cinco Héroes cubanos, hemos participado en la manifestación de Washington. También estamos activos en París, Londres y otras ciudades europeas.
¿Puede recordar alguno de ellos?
Me gusta recordar la difusión de libros y cultura, un elemento imprescindible de lo que Fidel llamaba la batalla de las ideas. Hemos realizado importantes traducciones como “Fidel Castro, Guerrillero del Tiempo. Conversaciones con el líder histórico de la revolución cubana”; los “Viajes de Miguel Luna” de Abel Prieto; algunos libros de los Cinco héroes cubanos, como el diario de cautiverio de Ramón Labañino, “Hombre del silencio”. Sobre los héroes cubanos quisiera recordar los encuentros con el Papa Benedicto y el Papa Francisco, a los que tuve ocasión de denunciar las terribles condiciones de reclusión de los cinco. Una campaña internacional a la que el Capítulo ha dedicado tantas energías y, como es sabido, se ha resuelto bien.
Recientemente, fue publicado con el patrocinio del Capítulo el libro del hermano de Chávez, Adán, “Los cuadernos de la mochila”. Pero también, para recordar una víctima reciente del imperialismo, la autobiografía de Evo Morales, “Mi vida”.
Con Adán, con Oscar Labañino, con Prieto y tantos otros seguimos colaborando. Últimamente estamos comprometidos con la iniciativa, lanzada por el Comité de Paz y Justicia, coordinado por Graciela Ramírez, de conceder el Premio Nobel de la Paz a la brigada médica cubana Henry Reeve. Otra manera de declinar el antiimperialismo, sobre la base de Fidel que indicó a Cuba el camino para exportar médicos y salud. No bombas como hacen otros.
Claramente, la actividad cultural del Capítulo no termina aquí, ya que nos proponemos investigar las formas actuales del imperialismo, como las de las sanciones económicas o la relación de dominio entre el Norte y el Sur del mundo. Fenómenos que pueden ser etiquetados como neocolonialismo. A la guerra económica y al papel de los servicios secretos, hemos dedicado gran espacio. Nos referimos tanto al marxismo, del que tomamos la metodología de análisis, como a las enseñanzas de otros revolucionarios, que comprendieron bien las razones de los pueblos en lucha, valorizando su cultura y sus estilos de vida. Aquí nos gustaría recordar los nombres de Marti, Gramsci y Che Guevara.
Qué representó Marti en la lucha de los pueblos contra el imperialismo?
Hay que tener en cuenta que el imperialismo que denunció a Marti era diferente del de Lenin, al que, en todo caso, se atribuye el mérito de haber dado las conclusiones políticas a los análisis de Hobson, Hilderfing y Bucharin. A finales del siglo XIX, el imperialismo tuvo una expansión sobre todo geopolítica territorial con fines de control. En todo caso, el hecho es que el terreno más común entre el marxismo y el pensamiento de Marti ha sido la lucha contra el imperialismo. Debemos reconocer al revolucionario cubano, a cuyas enseñanzas le debió mucho Fidel Castro, que fue el primero no sólo en comprender la importancia del imperialismo y del colonialismo, sino también el papel que en este ámbito debían jugar los Estados Unidos a partir de mediados del siglo XIX. Vemos un largo fil rouge entre la elaboración martiana y los ideales de Castro y Che Guevara, hasta llegar al sueño de Nuestra América actual por el acuerdo de Alba. En este ámbito, el chavismo y la revolución bolivariana en Venezuela desempeñan un papel importante.
¿Puede hablarnos de los ideales del Capítulo?
Como hemos dicho, apelamos a la lucha de los pueblos por su independencia económica y política, defendiendo las patrias que resisten las pretensiones imperiales tanto de los Estados Unidos como de la Unión Europea. Se podría dar un largo discurso. Pero en este día, en el que se recuerdan los crímenes de los Estados Unidos contra la humanidad, simbolizados hoy por el criminal bombardeo atómico de Nagasaki, quisiéramos volver a Marti, precisamente por la importancia que tuvo este revolucionario en la lucha contra el imperialismo. Antes de morir, le confesó a Manuel Mercado que toda su obra estaba animada por un sentimiento antiimperialista. En su obra encontramos referencias a África y a Asia y a la lucha común de los pueblos oprimidos en las periferias de la tierra.
Pueden darnos algunos ejemplos.
Nos gustaría hacer un paralelismo entre la figura de Marti y la de Ho Chi Minh, el héroe de la liberación de Vietnam del imperialismo primero francés y luego norteamericano. Nació en 1889, el mismo año en que Marti publicó un artículo titulado “Un Paseo por la Tierra de los Anamitas”, que ya constituye una apreciación de la situación en Indochina bajo el yugo francés. Ho Chi Minh, como Marti, como Fidel y Chávez, pero también como Bolívar y de alguna manera Gramsci, venía de los pueblos del Sur, de los pueblos colonizados. Hoy más que nunca, con una asimetría cada vez mayor entre centro y periferia, existe la necesidad de recuperar la dimensión de los Sur, con su cultura, sus valores de contratendencia, con el respeto, por qué no, de la tierra, de la Pachamama, como nos han enseñado los indios de Bolivia, para cuestionar los valores de la explotación y del individualismo.
Antes habéis dicho que el capítulo italiano se refiere al marxismo pero lo conjuga con otras filosofías de la vida, manteniendo juntas varias culturas.
Esto es imprescindible. Sin embargo, lo importante es reconocerse en la lucha contra la opresión. Ho Chi Minh, donde trabajan tanto las enseñanzas de Lenin como un conocimiento de la realidad concreta de Vietnam, denunció al V Congreso de la Internacional Comunista las ambigüedades de los partidos inglés y francés en la cuestión colonial. Como Marti, Ho Chi Minh sabía perfectamente que la lucha anticolonial no era una lucha contra el pueblo francés o español, sino una lucha para contribuir a la emancipación tanto de las poblaciones blancas como de las poblaciones no blancas, colonizadores y colonizados, centro y periferia, ciudad y campo.
Junto con Chávez, Fidel fundó la Red (REDH). ¿También en él es reconocible una formación martiana?
Cierto. La afirmación de Castro de 1953 de que la responsabilidad intelectual del ataque a la estación Moncada era de Marti no es una exageración. Hay que tener en cuenta, para recordarlo y meditarlo, que Marti hacía referencia a lo que llamaba “Nuestra América mestiza”, un nuevo mundo no configurado racialmente. Hoy vemos que la cuestión racial, vinculada al capitalismo y al imperialismo, es actual.
¿Qué significa este día para ustedes?
Recordando los ideales martianos, todos debemos meditar sobre la necesidad de organizarnos en las diversas formas de lucha en una resistencia global diversificada. La causa de la democracia y de la justicia social, como Marti, Gramsci, Che Guevara, Fidel y Chávez nos han enseñado, está en manos de los pueblos oprimidos: los últimos y condenados de la tierra. Queremos terminar con una reflexión: hace 75 años se produjo la explosión de Nagasaki, que incendió a decenas de miles de personas, matando a muchas más a lo largo de los años. Fue una masacre perpetrada por un Estado imperialista que no tuvo reparos en experimentar una bomba cruel sobre una población inerme, hecha de ancianos, mujeres y niños. No se eligió un objetivo militar – el ejército japonés se rindió de hecho a la presión de la Unión Soviética que había declarado el día anterior (el 8 de agosto de 1945) guerra a Japón, penetrando con facilidad en la Manchuria ocupada por el ejército imperial nipón. Tanto la élite japonesa como la americana eran insensibles a las víctimas civiles.
Por eso, la bomba demuestra un modus operandi común del imperialismo que se ha repetido y se repite en todas las áreas del mundo. Se ven afectados civiles y personas indefensas. Hace unos días, el 2 de agosto, este año se celebró el cuadragésimo aniversario de la matanza de Bolonia (1980). También allí, vemos la intervención de tramas oscuras, que tienen como único denominador común la guerra contra los pueblos que se ponen en el camino de su independencia. Hoy vemos víctimas civiles en todos los países que han sido objeto de sanciones y bloqueos. Personas indefensas a las que se les niega el derecho a la salud y a la alimentación porque han optado por no someterse a las relaciones de dependencia. Por eso el Capítulo italiano prosigue su lucha para denunciar y dar a conocer los crímenes contra la humanidad perpetrados por el imperialismo, aún activo en negar a quien dice no el derecho a la vida. Por eso nos unimos al llamamiento del Comité Paz y Justicia, coordinado por Ramírez, para que este año se conceda el Premio Nobel de la Paz a los médicos cubanos. Sería un reconocimiento no sólo para los médicos que se han sacrificado para curar, con espíritu de solidaridad y justicia, a las personas que viven en tierras lejanas. Sería un reconocimiento para Cuba que desde hace sesenta años resiste a las aspiraciones imperiales de su arrogante vecino. Pero sería sobre todo un reconocimiento para los Sur, de donde viene toda esperanza para la paz y la justicia.
Fuente: Faro di Roma