Así como las pandemias de la antigüedad -la peste bubónica y el sarampión y varias otras-, aceleraron el colapso de la sociedad feudal en el siglo XIV, la pandemia del coronavirus está provocando una profunda depresión social y económica del sistema capitalista a nivel global. Ello se traducirá, a mediano plazo, en un cambio total en las relaciones humanas y en los sistemas de intercambio económico relacionados con la producción, el cambio y el consumo de bienes y servicios. Mientras que el país central del sistema capitalista mundial, Estados Unidos, se está viendo desbordado internamente por su falta de preparación para enfrentar la pandemia al no contar con un sistema público de salud, observamos cómo China y Cuba -por el contrario- surgen como paladines victoriosos sobre el coronavirus, con capacidad para ayudar a los países que necesiten su asistencia técnica y material para vencer la enfermedad.
La urgencia de cerrar las fronteras nacionales en los diversos países ha conducido a una fase de reversión del proceso de globalización neoliberal impuesto por Estados Unidos, mientras que China ha iniciado un proceso solidario de globalización socialista que replica la actuación de Cuba en el pasado cuando envió médicos a África y Haití para ayudar a combatir epidemias de ébola y de cólera. China, igualmente, urge al gobierno de Estados Unidos a cesar las sanciones ilegales impuestas a Venezuela, Cuba e Irán para que estos países puedan también a Venezuela auxilian con medios técnicos, conocimientos científicos y personal médico para tal fin.
En el caso particular de Venezuela, la decisión del gobierno bolivariano –instrumentada por el presidente Nicolás Maduro- de convertir la lucha contra el coranovirus19 en un esfuerzo colectivo, ha despertado una respuesta positiva en la sociedad venezolana. Ello podría marcar un nuevo derrotero para nuestro país, una nueva actitud que se fundamente en el respeto a nuestra soberanía nacional, en la reconciliación de las partes en conflicto y en la solución a la crisis política como forma de derrotar la grosera actitud injerencista de Estados Unidos en nuestros asuntos internos.
Gracias al nivel de organización y a la conciencia política lograda por nuestro pueblo, inspirada en las enseñanzas del Comandante Eterno Hugo Chávez y con el soporte de la sociedad cívico militar, ha sido posible dar, hasta ahora, una respuesta efectiva al embate de la pandemia viral que abate a los países del mundo.
Este excelente ejemplo de cómo funciona la solidaridad socialista, contrasta con la mezquindad y la crueldad que muestran en el entorno del Sr, Trump las personas de William Barr y Mike Pompeo, hacia los países que no se arrodillan ante la diabólica voluntad del Imperio, imponiéndoles sanciones económicas ilegales que destruyen su capacidad de luchar contra la pandemia. En el caso de Venezuela dichas sanciones se complementan ahora con malvadas e infundadas acusaciones de narcoterrorismo contra el Presidente Nicolás Maduro y el ministro del poder popular para la defensa General en Jefe Vladimir Padrino López. Con base a aquellas ridículas acusaciones se permiten arrogantemente los señores Trump, Barr y Pompeo, poner precio a las cabezas del Presidente Maduro y del General Padrino López. Semejante bajeza es reflejo del terror que suscita en las mentes de Trump y de su entorno inmediato, el surgimiento de una red global de solidaridad socialista que contraste con su inhumana visión capitalista del mundo.
No nos cabe duda que esta crisis civilizatoria culminará con la creación de una visión más humanista de las relaciones sociales entre los pueblos del planeta, incluyendo el de Estados Unidos.