México ha sido el primero en llegar en nuestra ayuda. México, que siempre ha estado muy ligado a la historia revolucionaria cubana. El México donde se refugiaron y prepararon la lucha varias generaciones de cubanos. El de Martí, con los grandes amigos del apóstol de nuestra independencia, y luego el de Fidel, el de Raúl, el del Ché. México de cuyas costas zarpó una madrugada el yate Granma para entrar al futuro. El único país que no rompió con Cuba cuando la OEA y el imperialismo norteamericano pretendieron aislarnos en los primeros años de la Revolución. El México valiente de AMLO, heredero de una tradición de coraje y resistencia.
Y ya está en camino una importante ayuda de Venezuela. Otra nación atada a Cuba por la historia. La hermosa Venezuela cuya naturaleza admiró a grandes como el propio Martí y el novelista Alejo Carpentier. La patria de Bolívar, al cual hay que rendir tributo permanente, como un padre amoroso. La que apoyó decididamente en su territorio a la Revolución cubana. El primer país que visitó el Comandante en Jefe luego del triunfo del 1ro de enero de 1959. La misma Venezuela con la cual se han tejido lazos aún más profundos en las últimas décadas.
Y viene más ayuda. De países latinoamericanos solidarios. De Argentina, de Nicaragua. También de Rusia. Cuba no está sola. Cuba es la historia heroica que ha ganado, es su solidaridad, es el símbolo. Cuba solidaria recibe nuevamente muestras de solidaridad.
Hay en estos gestos, también, el signo de nuevas épocas y posibilidades que se abren. La promesa de un continente que ha de marchar en cuadro apretado, como la plata en la raíces de los Andes. Los peores desastres hacen emerger lo más bello de la condición humana.
Solo digo algo: contra todo y a pesar de todo ¡Cuba vencerá!