Saludamos al pueblo, al gobierno de Venezuela y sus instituciones electorales por la realización exitosa de su proceso democrático del 28 de julio, que ha sido un referente de participación, civismo y experimentada organización.
Ante ese ejemplar resultado electoral, condenamos la maquinaria injerencista que se ha puesto nuevamente en movimiento para truncar el proceso bolivariano. Con mucha anticipación, durante las elecciones y después hasta nuestros días, presenciamos una premeditada escalada multidimensional, de guerra sucia, con objetivos desestabilizadores y golpistas que se ha empeñado por deslegitimar la soberanía el proceso. La oposición ultraderechista, sabiéndose de antemano derrotada en las urnas, orquestó, con toda la maquinaria mediática del imperialismo, la existencia de un fraude, construyendo a la vez un ganador, sin prueba alguna que pudiera avalarlo, y que tuvo tempranamente el reconocimiento del Departamento de Estado.
Apoyamos solidariamente las diversas voces del mundo, entra ellas la del gobierno mexicano, por hacer prevalecer el respeto a la autodeterminación del pueblo venezolano y de confiar prudentemente en los resultados del proceso electoral bajo responsabilidad de las autoridades institucionales competentes. Ningún gobierno, ni menos un organismo tan desprestigiado como la OEA, está autorizado a emitir un fallo anticipado sobre el resultado electoral de otro país.
Deploramos las pretensiones encaminadas, bajo cualquier pretexto, incluso bajo el supuesto de una buena voluntad, a desconocer el escrutinio democrático de la Revolución Bolivariana de Venezuela, cuya legitimidad no da lugar a nuevas elecciones ni a la fantasiosa idea de una formula gubernamental de cohabitación.
El respeto a la decisión de Venezuela es una contribución a la paz y a una mejor convivencia en el mundo.
Por el Secretariado de la REDH-México, Nayar López, Darío Salinas, Tatiana Coll.
