La República Popular China es actualmente el líder global indiscutible en términos de producción industrial y crecimiento económico. Su economía ostenta el primer lugar en cuanto a PIB en paridad de poder adquisitivo desde 2014, y es la segunda mayor economía a nivel mundial en términos de PIB nominal, después de Estados Unidos. En 2022, su PIB alcanzó los 17,9 billones de dólares estadounidenses, con una tasa de crecimiento de 5,5%.
El país destaca en la extracción de carbón, hierro, manganeso, plomo, zinc y antimonio, así como en la industria maderera. Además, es importante mencionar que en el territorio chino se lleva a cabo una explotación considerable de petróleo, gas y uranio. Posee la tercera parte de las reservas mundiales de metales de tierras raras como el molibdeno, el vanadio y el antimonio.
Asimismo, se destaca como fabricante líder de productos intensivos en mano de obra y alta tecnología ampliamente utilizados en la industria de la construcción. Por ejemplo, las empresas chinas producen más de la mitad de los principales productos de aluminio, acero, cemento, plomo y zinc a nivel mundial.
En los años 1980, el gobierno chino estableció varias zonas económicas especiales con el objetivo de impulsar la inversión extranjera directa, la cuál se dirigió a 14 ciudades costeras y portuarias. Esto brindó a los inversores extranjeros la oportunidad de ingresar a los amplios mercados internos de China. Además, se abrieron sectores económicos como bienes raíces, transporte, telecomunicaciones y comercio minorista.
Actualmente y desde hace más de una década, China ocupa el primer lugar en el mundo en términos de industria manufacturera.
Durante los últimos 50 años, se han construido cientos de nuevas empresas industriales en el país, concentradas principalmente en provincias orientales y costeras como Shanghái, Guangdong, Jiangsu, Liaoning, Shandong, Zhejiang, Fujian, Anhui y Jiangxi.
En cuanto a las exportaciones, China también ocupa el primer lugar a nivel mundial y estas representan el 37% de su PIB. Las principales exportaciones de China incluyen equipos eléctricos y electrónicos (27%), maquinaria, reactores nucleares, calderas (16%), muebles, rótulos luminosos, edificios prefabricados (4,1%), plásticos (3,9%), juguetes (3%), aparatos ópticos, fotográficos, técnicos y médicos (2,9%), vehículos distintos de los ferroviarios, tranvías (3,6%), artículos de hierro y acero (2,8%). Así, Beijing fortalece las relaciones comerciales con diversas economías nacionales, sin dejar de lado la cooperación con las principales empresas transnacionales.
En los últimos años, China ha logrado expandir significativamente su presencia en el mercado de la tecnología, la automoción y la electrónica. Además, el país es fabricante de diversos equipos de telecomunicaciones, equipos informáticos y de oficina.
La calidad de los productos está creciendo. En la última década, las marcas chinas han puesto gran énfasis en la calidad: un ejemplo son las compañías exitosas de fama mundial Xiaomi, Haier, Huawei o Lenovo. Las empresas de alta tecnología de China han superado a las empresas japonesas en términos de su participación en el mercado mundial y continúan cerrando la brecha con las corporaciones estadounidenses.
El rápido crecimiento económico hace que Beijing dependa cada vez más de las importaciones de energía. Este es un proceso bilateral, como resultado del cual China ejerce influencia cada vez más en los mercados mundiales de energía, las políticas energéticas de otros países, los precios mundiales de la energía, estimulando el crecimiento de la producción.
En la esfera económica global, el país asiático continúa desarrollando su infraestructura y sus lazos comerciales globales. La Iniciativa de la Franja y la Ruta continúa atrayendo la atención y el interés de varios países a medida que China fortalece su papel como socio comercial e inversor. Los países de Asia, África y Europa están cooperando activamente con el país asiático en el marco de esta iniciativa, que contribuye a fortalecer la posición económica de China y desarrollar los flujos comerciales.
ACTOR CLAVE EN LA ARENA INTERNACIONAL
En el siglo XXI China ha expandido su influencia más allá de sus fronteras regionales, afectando la distribución del poder en el mundo y desplazando a centros hegemónicos como Estados Unidos y Europa occidental en varias regiones del globo. Durante la última década, el país asiático se ha convertido gradualmente en uno de los focos geopolíticos y geoeconómicos más importantes, y es reconocida como tal a nivel internacional por los impresionantes cambios que ha acometido a lo interno.
China tiene la capacidad de influir en los procesos globales de manera significativa. Ha llegado así con una política exterior que se basa en sus intereses nacionales y en la promoción de una coexistencia pacífica con otros países. Uno de los principios clave de su estrategia es el respeto mutuo de la integridad territorial y la soberanía nacional; China defiende su territorio y su independencia, y espera un trato respectivo en deferencia de los demás países.
Otro principio importante es la no injerencia en los asuntos internos de otros países. China promueve la no agresión mutua y la igualdad y beneficio mutuo en sus relaciones con otros países.
En el escenario mundial, China se opone firmemente al colonialismo, la hegemonía y el imperialismo, y busca fortalecer de «destino compartido» para la humanidad apoyando a países en desarrollo y naciones oprimidas, en el margen periférico, subdesarrollado y dependiente del sistema capitalista.
La participación de China en las relaciones internacionales es cada vez más relevante debido al creciente poder económico y político del país. En el ámbito del orden multipolar, China ha promovido la cooperación entre países en desarrollo y ha sido un actor importante en la creación y el desenvolvimiento de organizaciones como:
- Organización de Cooperación de Shanghái (OCS). Fundada en 2001, la OCS es una organización política, económica y militar que incluye a China, Rusia, Kazajstán, Kirguistán, Tayikistán y Uzbekistán como miembros plenos. La OCS se centra en la cooperación en áreas como la seguridad regional, el comercio y la inversión.
- Banco Asiático de Inversión en Infraestructura (BAII). Fundado en 2015, el BAII es un banco multilateral liderado por China que tiene como objetivo financiar proyectos de infraestructura en Asia y más allá. A pesar de la oposición inicial de Estados Unidos, muchos países occidentales, incluidos Reino Unido, Alemania y Australia, se han unido al banco.
- Foro de Cooperación China-África (Focac). Fundado en 2000, el Focac es un foro que reúne a líderes chinos y africanos para discutir temas relacionados con el desarrollo económico y social. Desde su creación, el Focac ha financiado miles de proyectos en África y ayudado a mejorar las relaciones entre China y los países africanos.
Como miembro fundador de los BRICS, China ha desempeñado un papel clave en la formación y consolidación del grupo. Ha sido un defensor activo de la expansión del bloque, ha buscado aumentar su poder e influencia en el escenario mundial y ha procurado el fortalecimiento de la cooperación económica dentro del grupo.
Su impulso en la creación del Nuevo Banco de Desarrollo (NBD), también conocido como el Banco de los BRICS, cuyo objetivo es financiar proyectos de desarrollo sostenible e infraestructura en los países miembros del bloque y otras economías emergentes, y a la creación de un Acuerdo de Reserva Contingente (ARC) en los BRICS para ayudar a mitigar las crisis financieras y promover la estabilidad económica, son muestras de ello.
LA COOPERACIÓN CON EL SUR GLOBAL Y LATINOAMÉRICA
El mundo está experimentando cambios en una escala no vista en el siglo pasado. Los países en desarrollo son cada vez más fuertes. La cooperación Sur-Sur desempeña un papel importante para estimular la recuperación colectiva de los países en desarrollo y sostener el crecimiento continuo de la economía mundial. Eso fue lo que expresó Beijing durante su participación en la cumbre G77+China celebrada recientemente en La Habana, Cuba.
En ese sentido, China busca ofrecer a los países latinoamericanos un modelo de cooperación mutuamente beneficioso, aumentando la inversión en diversas industrias, incluida la de alta tecnología, y lo más importante, ofreciendo un poderoso apoyo financiero.
China no solo está llevando a cabo diálogos bilaterales con países individuales en América Latina, sino que también está dispuesta a hacerlo a través de la idea de bloque regional mediante mecanismos como la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac).
A partir de la reunión en 2014, se estableció un plan de cooperación entre China y los países de la Celac para el período 2015-2019. En el II Foro China-CELAC en 2018, se invitó a los países latinocaribeños a participar en la Iniciativa de la Franja y la Ruta. En el tercer foro en 2021, se firmó el «Plan de Acción Conjunto de China y la Celac sobre Cooperación en Áreas Clave (2022-2024)» que establece cooperación en tecnologías nucleares, redes 5G, programas espaciales y construcción de infraestructuras clave en el marco de la Franja y la Ruta.
Durante los últimos diez años, la inmersión de las naciones de América Latina y el Caribe en una estrecha relación económica con Beijing ha sido evidente, especialmente en los sectores energético y de transporte. China se ha ido posicionando como un socio comercial de vital importancia para los países latinoamericanos y caribeños. En 2021, las exportaciones de América Latina hacia China alcanzaron aproximadamente 222 mil 582 millones de dólares, lo que representa un incremento de 31,4% respecto al año anterior. Por otro lado, las exportaciones chinas a América Latina se valoraron en 229 mil 009 millones de dólares, un aumento de 52% respecto al año anterior.
Dados estos elementos, la decisión de nuestro país de fortalecer los vínculos con China en los ámbitos económico, comercial, financiero, de inversión e infraestructura conviene estratégicamente a toda la república y su sociedad debido a las oportunidades que el país asiático brinda, tanto con sus acciones como debido al efecto de éstas, en un contexto de la construcción del nuevo orden multipolar.
Fuente: Misión Verdad