El Bloqueo a la República de Cuba lleva 63 años ininterrumpidos. Tal vez esta supervivencia lo haya convertido en parte del paisaje que anualmente la comunidad internacional condena en la ONU, ante la pertinaz indiferencia de los Estados Unidos, país concentrado en un objetivo claro: apoderarse de la Isla y controlar su destino, hacer fracasar su proyecto socialista y convertirlo en economía capitalista subordinada a sus intereses, como antes de la Revolución.
El último 30 de junio el gobierno de Donald Trump reeditó su Memorando Presidencial de Seguridad del 16 de junio de 2017 emitido en el comienzo de su primer mandato. Anunciaba así desde aquel momento su agresiva conducta de política exterior con propósitos hegemónicos generales, ajena a los principios del Derecho Internacional, y destinada en el caso de Cuba, a quebrar su voluntad política soberana. Su política es la del bloqueo recargado.
El nuevo Memorando mantiene aquél espíritu diáfano del memorando interno de Lester Mallory del 6 de abril de 1960 donde proponía «(lograr) los mayores avances en la negación de dinero y suministros a Cuba, para reducir los salarios monetarios y reales, para provocar hambre, desesperación y el derrocamiento del gobierno». Trump profundiza esta política criminal apuntando a golpear aún más gravemente a todos los sectores de la sociedad cubana; turismo, salud, procesos migratorios, intercambios culturales, académicos y científicos, acceso a la tecnología. Prohibición absoluta a que los estadounidenses viajen a la Isla, persecución de los suministros de combustible (recordar que la empresa Cubana de aviación debió dejar de volar a Argentina por este motivo), obstaculización del envío de remesas de lxs cubanxs a sus familiares, medidas contra terceros países que acudan a los servicios de salud de lxs médicxs cubanos para atender a sus poblaciones, presión a entidades financieras y comerciales del mundo para que cesen sus relaciones, propiciar demandas en las cortes de Estados Unidos contra inversionistas en Cuba, inclusión del país en la lista de países patrocinadores del terrorismo, y más.
Este feroz agravamiento del bloqueo busca la asfixia y rendición de la Isla Rebelde.
La Red de Intelectuales y Artistas en Defensa de la Humanidad, Capítulo Argentina, quiere hacer llegar su solidaridad al heroico pueblo y gobierno cubanos y repudia el reforzamiento de la política de injerencia y hostigamiento desestabilizador del que se ha hecho cómplice el actual gobierno del presidente Milei. La Redh tiene la seguridad de interpretar al conjunto mayoritario del pueblo argentino que en innumerables ocasiones ha manifestado su hermandad con la República de Cuba en todos los planos de la vida nacional. Considera asimismo que esta arremetida busca debilitar el papel de Cuba y su activo protagonismo en los esquemas de integración regional de nuestro continente.
CELAC le duele al imperio y la proclama América Latina como Zona de Paz resuena hoy más que nunca en la voz y la voluntad de nuestros pueblos. Otra razón inmensa para condenar esta nueva violación del Derecho Internacional y la crueldad manifiesta de acciones que ya constituyen genocidio.